Indudablemente el peor problema de México es la violencia. Ella es la madre de la inseguridad, del delito, de la impunidad, en el entendido de cómo toda trasgresión a la ley violenta la justicia y en general, permite la proliferación de toda anarquía, pues eso es vivir bajo el crimen organizado.
El problema es, pues, el México bárbaro, el México bronco (cada quien escoge o a Reyes Heroles o a Turner).
Leamos como empieza este gringo su descripción de México, en el célebre y repudiado libro, México bárbaro; sólo para darnos cuenta de lo poco que han cambiado las cosas de 1909 a la fecha:
—“¿Qué es México? Los norteamericanos comúnmente llaman a México nuestra República hermana. La mayoría de nosotros la describimos vagamente como una República muy parecida a la nuestra, habitada por gente un poco diferente en temperamento, un poco más pobre y un poco menos adelantada, pero que disfruta de la protección de leyes republicanas: un pueblo libre en el sentido en que nosotros somos libres.
“Algunos que hemos visto el país a través de la ventanilla del tren, o que lo hemos observado un poco en las minas o haciendas, describimos esta tierra al sur del río Bravo como regida por un paternalismo benevolente, en el que un hombre grande y bueno todo lo ordena bien para su tonto pero adorado pueblo.
“Yo encontré que México no era ninguna de esas cosas. Descubrí que el verdadero México es un país con una Constitución y leyes escritas tan justas en general y democráticas como las nuestras; pero donde ni la Constitución ni las leyes se cumplen.
“México es un país sin libertad política, sin libertad de palabra, sin prensa libre, sin elecciones libres, sin sistema judicial, sin partidos políticos, sin ninguna de nuestras queridas garantías individuales, sin libertad para conseguir la felicidad.
“Es una tierra donde durante más de una generación no ha habido lucha electoral para ocupar la Presidencia; donde el Poder Ejecutivo lo gobierna todo por medio de un ejército permanente; donde los puestos políticos se venden a precio fijo.
“Encontré que México es una tierra donde la gente es pobre porque no tiene derechos; donde el peonaje es común para las grandes masas y donde existe esclavitud efectiva para cientos de miles de hombres…”.
Seguir con Turner sería innecesario. Muchos de los motivos de asombro, en especial los relacionados con la democracia electoral, han sido superados, tanto como la libertad individual. Lo único malo hoy; es la libertad de media población nacional para seguir viviendo en la pobreza. Pero ése es otro asunto.
El tema hoy es la expansión irrefrenable del crimen organizado y la extensión territorial de los delincuentes quienes ya controlan por medio del terror y la tasa de homicidios más grande de nuestra historia, muchos campos de la vida mexicana.
El futuro gobierno ha ofrecido bajar a la mitad la inseguridad del país en tres años y para comenzar, aun antes de sentar al futuro presidente en la silla ejecutiva, se han planeado foros. Ahí es quizá donde comienza el otro problema.
Los foros, en teoría, son necesarios cuando no se tienen ideas o no se sabe el quehacer, ni mucho menos, cómo hacerlo.
El gobierno entrante ya ha decidido separar las funciones políticas y las de seguridad, ahora concentradas en la Secretaría de Gobernación. Se creará otra vez una Secretaría de Seguridad Pública, pero en la mezcolanza de temas se le adhiere (o se le hace tragar), el Cisen, cuya función no es la Seguridad Pública, sino la vigilancia de la Seguridad Nacional; o sea, lo más político de la política (la perdurabilidad del Estado), se convierte en asunto, policiaco.
Ahí ya se comienza mal.
Pero en los foros, cuya verborrea sólo nos llevará a un circo mediático, comienzan en Chihuahua. Lo mismo si lo hicieran en Jojutla. No tiene importancia, excepto simbólica y en sentido adverso, pues desde la llegada del gobernador Javier Corral, la comisión de delitos se ha disparado, por encima de cuando gobernaba el fugitivo señor César Duarte, quien, se acepte o no, devolvió la tranquilidad, por lo menos a Ciudad Juárez. Hoy se ha perdido.
Los foros, para acabarla de amolar, comenzaron con el pie izquierdo.
Loretta Ortiz fue categóricamente desmentida por la Santa Sede cuando quiso congraciarse con su jefe y le “vendió” el camelo de una participación del papa Francisco en los foros de seguridad y pacificación coordinados (a partir de mañana), por ella.
El ridículo diplomático fue lamentable.
Pero se abrió la temporada en un circo de tres pistas.
En una, Olga Sánchez Cordero con su famosa “carta blanca”; en la otra Alfonso Durazo con una gran ignorancia sobre el tema y en la tercera doña Loretta con su gestión organizadora.
Y en medio de todo eso, las balaceras y los ataques de la delincuencia organizada, la cual, hasta donde se sabe, nunca ha promovido foro alguno para tener en jaque al gobierno mexicano desde hace casi tres lustros o más.