La pared solo sabe el lenguaje pétreo de su presencia. La pared no habla; pero a veces grita. Cosa extraña. Tampoco escucha.
La pared es inamovible; mucho menos se le puede persuadir. No se deja convencer. Es posible derribarla, pero no cambiarla de sitio, excepto si se desmontan una a una las sílabas de sus ladrillos. Su fuerza es la contundencia física, como la de los profesores sin alfabeto cuyo poder es la masa bruta, la ocupación, el bloqueo, el secuestro de caminos, carreteras o aeropuertos.
Hoy se enfrentan los pedagogos de la CNTE contra el Congreso Nacional y ocupan alternativamente las inmediaciones del Palacio Legislativo de San Lázaro o el Senado. Quieren derribar entera, sin miramientos, sin matices, la reforma educativa por la cual (inútilmente) Enrique Peña les quiso dar el lugar correspondiente a su condición profesional.
Pero ellos siempre quisieron más: posiciones, escalafón, plazas, herencias, manejo del dinero, ausencia de supervisión, endogamia, anarquía sindical; control de todo. Todo en sus manos. No se conforman con el abatimiento ofrecido por este régimen del cual son factores.
Y van a lograr sus peticiones, porque han sido aliados electorales del gobierno, dígase cuanto se quiera decir en contra y porque hablan el mismo lenguaje del bloqueo y la calle ocupada, la cerrazón y la sordera ante razones fuera de las suyas.
Por eso la convocatoria a las mesas de diálogo suenan tan cómicas como siempre han sido. Sorda es la tapia, sordo es el sindicalismo de los privilegios corporativos. Sordos a la mesa. Beethoven le toca el piano a la oreja de Van Gogh.
Y si ante el robo de combustibles se pueden cerrar los ductos, ante el bloqueo de las sedes legislativas se pueden cancelar las sesiones.
Ya se puede protestar frente a edificios vacíos. El Presidente les manda a los diputados y ellos obedecen:
“…No sé qué motiva este movimiento y quiero que se debata sobre este asunto de manera abierta al interior del movimiento magisterial, que lo hagan todos los trabajadores de la educación y, de manera especial, que se debata en el movimiento democrático magisterial para que se defina una postura con claridad.
“Porque esto es algo parecido a lo que suele pasar: que grupos que en apariencia son radicales, sus actitudes demuestran más su adhesión al conservadurismo. Éste es otro de los casos. Entonces, que se aclare, vamos al debate.
“Y decirles también, a los que están tomando las instalaciones en el Congreso, dos cosas:
“Primero, que estamos abiertos al diálogo, que tiene instrucciones para dialogar con ellos la secretaria de Gobernación y el secretario de Educación Pública desde ahora, que integren sus comisiones y a dialogar todo lo que se requiera.
“Y lo segundo:
“Decirles también, darles la garantía de que no va haber represión, que nosotros no somos represores, que no nos confundan, que no somos los mismos (¿dónde estás Neruda?)...
“Yo entiendo que hay un proceso de adaptación a las nuevas circunstancias, (que) estaban acostumbrados a enfrentar a gobiernos autoritarios, pero ya no es así. Yo voy a recomendarle de manera muy respetuosa a los legisladores que, si es necesario, para evitar cualquier provocación, que no sesionen, lo mejor es la paz y la tranquilidad”.
Porfirio Muñoz Ledo, obsecuente, supera el vuelo de una paloma mensajera del Palacio Nacional a San Lázaro y dice nos vemos el martes próximo, nada de sedes alternas ni de jugar al escondite o al gato y el ratón: aquí los gatos son otros. Y los ratones, ya sabemos.
Y para dejar las cosas tan claras como el lodo, uno puede leer y releer estas reflexiones presidenciales.
“... que todos, todos los mexicanos nos atengamos a la opinión pública, al criterio de los ciudadanos, que sean los ciudadanos los que decidan y califiquen si estamos bien en nuestras posturas. Ya no hay posibilidades para la imposición ni para el extremismo, esta ciudadanía está muy politizada, muy consciente.
“Entonces, al debate en las redes sociales sobre este tema, al debate en las comunidades, en los pueblos, al debate al interior del movimiento magisterial, al debate entre todos para hacer valer la democracia...
“Quiero que quede muy claro a todos qué es lo que estamos proponiendo, para que no se vaya a sacar algo de contexto o se nos vaya a atribuir algo que no estamos sosteniendo, que no se quiera agarrar una bandera que no tiene que ver con nuestro propósito, con nuestras intenciones…”
Y luego habló Moctezuma Barragán… y ahí sí torció la marrana el rabo. Tanto como el espacio.
Twitter: @CardonaRafael
[email protected]
[email protected]