La doncellas besan sapos hasta hallar a su príncipe azul (o verde); la resignación ante los castigos por violar la ley es condición suficiente para probar una inocencia inexistente, la iglesia nos bendice y todos somos felices, todos somos modernos, todos somos sensatos.
Cuando Manuel Velasco tomó posesión como gobernador de Chiapas (8.12.12) la actriz, Anahí, con el clamoroso esplendor de su belleza y sus ojos claros, era —además del centro de atención del pueblo impresionado—, la invitada de honor y lujo. La boda era cuestión de días. O de meses, en el peor de los casos. Pero pasaron casi tres años.
El modelo impuesto en Toluca o los Campos Elíseos (Sarkozy elevó sus grados de popularidad cuando desposó a Carla Bruni; ya después la realidad lo tiró al piso) se iba a repetir tarde o temprano en Chiapas porque como diría el filósofo del Teletón: el amor lo puede todo.
El gobernador Manuel Velasco, cuya efigie se distribuye profusamente por todo el país y cuyos actos de propaganda partidaria son hartantes en Chiapas y fuera de ese estado, utiliza todos los recursos al alcance de su mano (y tiene la mano larga) para promover una imaginaria candidatura presidencial para cuyo logro no tiene ni posibilidad ni la fuerza o el talento.
Pero al parecer esto último ha dejado de ser requisito para cualquier cosa en este país o me dejo cortar la lengua, como decía una célebre filóloga mexicana.
Por oyera parte y al ver la profusión de imágenes dentro del templo, ya no tiene mucho caso hablar de cómo se establece la alianza entre la Iglesia católica y la clase política nacional. El obispo Felipe Arizmendi ha dicho con severidad pontifical: cumplieron los requisitos de la Santa Madre Iglesia, han sido sensatos y austeros, la ceremonia ha sido simple y correcta. ¡Alabado sea!
La Catedral de San Cristóbal, mundialmente conocida por la audacia pastoral y política de Samuel Ruiz y donde se realizaron los diálogos de paz entre el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y el gobierno, es ahora el “set” (de televisión y bodorrio) para el “jet set” rastacuero al frente del cual se coloca como adalid el Güero Velasco, con la cabeza llena de sueños y escasa de ideas profundas. Todo es mercadotecnia, todo es ponerle pegotes a las playeras de los Jaguares futbolistas con lemas ñoños y favorecedores al color de la esmeralda. Lo de más o lo de menos, pagar las multas.
En este sentido valdría la pena, al margen de las nupcias doradas en el estado Verde, recordar las palabras de Arturo Escobar, quien al frente del PVEM, resiste con estoicismo cercano al cinismo, los embates de una legalidad punitiva por la cual se han quedado ayunos de prerrogativas, al menos por un buen tiempo. Le deben 300 millones de pesos al INE.
Ha dicho el otro Güero:
“…lamentablemente el Tribunal ha modificado su criterio sobre los informes políticos que antes eran abiertamente legales, y ese cambio nos produjo una cascada de multas, y si bien somos el partido más multado, somos también un partido apegado a la legalidad. La dinámica de la campaña del partido es absoluta en todo el país y las cosas van caminando en forma correcta. Hoy se sabe, como sea, que mi partido cumple lo que promete…”
Y así van las cosas. La doncellas besan sapos hasta hallar a su príncipe azul (o verde); la resignación ante los castigos por violar la ley es condición suficiente para probar una inocencia inexistente, la iglesia nos bendice y todos somos felices, todos somos modernos, todos somos sensatos.
Podéis ir en paz; la misa ha terminado.
NEPAL
Treinta y siete mexicanos fueron sorprendidos por el terremoto de Nepal. Todos se hallan salvos y sanos en Katmandú.
Sin embargo la embajadora mexicana Melba Pría cree posible el aumento de esta cifra pues algunos aun se podrían hallar en los tres campamentos de montañismo en poblados distantes de esa ciudad. Doce mexicanos ya han sido repatriados gracias a la intervención de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
México ofrece apoyo técnico a los nepaleses en materia de búsqueda e inspección de estructuras derruidas según ha confirmado la brillante embajadora.