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Colapso, disfuncionalidad e infantilismo



Derivadas del simposio “De la gran explosión al surgimiento de las civilizaciones. Una revisión científica de la historia del universo”, efectuado recientemente en El Colegio Nacional, se desprenden dos reflexiones sobre el futuro de la Ciudad de México, cuyo horizonte es mucho más sombrío de lo evidente.

Si a la ciudad la vemos con la inmediata capacidad de lucro del cártel inmobiliario, en cuyas redes ha caído desde hace mucho tiempo y del cual son propietarios quienes todos sabemos, auxiliados por quien todos sabemos también, pero cuyos nombres no se pueden mencionar so pena de linchamiento, estamos viviendo en el paraíso, pero si observamos la urbe con ojos de comparación con las imaginarias previsiones de hace algunos años, nos damos cuenta de cómo todo se enfila al precipicio.

Linda Rosa Manzanilla trazó durante su conferencia un arco en cuyo extremo final ahora estamos. Hizo una comparación con Teotihuacán, una megalópolis de grandes dimensiones en su tiempo, con esta ciudad, cuyo hacinamiento tortuoso, anfractuoso y anárquico en esencia —una mezcla de Calcuta con Tegucigalpa—, es una de las mayores conurbaciones del mundo, sin existir un solo signo contrario a la tendencia del congestionamiento.

El anuncio de este gobierno para “descentralizar” la actividad burocrático mediante la reubicación de las oficinas públicas hacia algunos estados, con la SEP en Puebla, Turismo en Quintana Roo y Petróleos Mexicanos en Campeche, por ejemplo, ha sido únicamente uno más de los discursos fallidos de una campaña electoral interminable en la cual hemos caído como piedra en el pozo infinito.

Por eso, mientras elucida el misterio de las Fotocívicas o el permiso para los patines del diablo sobre las banquetas o las bicicletas como moscas en todas las avenidas, la Jefa de Gobierno debería hablar con la doctora Manzanilla o al menos leer estos puntos de vista:

“…Al final de la conferencia, en la sesión de preguntas y respuestas, una persona del público solicitó la opinión de la experta sobre las grandes urbes en las que viven hoy los seres humanos. Una de las palabras clave de la respuesta fue “vulnerabilidad”.

“Ahora nos hacinamos en ciudades como nuestra capital, pero Teotihuacán también fue una megalópolis para su tiempo, compuesta por dos mil hectáreas, de un tamaño enorme para una etapa preindustrial.

“En la actualidad, la Ciudad de México es una de las urbes más grandes del mundo y estamos en la cuenca, donde hay actividad sísmica, volcánica, que vivió sequías severas y diversos problemas sociales causados por migraciones y violencia urbana. La ciudad es un producto vulnerable; sin embargo, seguimos viviendo en urbes enormes”.

“La arqueóloga, Premio Crónica, relató una anécdota. Alguna vez, “un Jefe de Gobierno” le preguntó cuál era su diagnóstico y predicción sobre el destino de ciudades como la capital.

“Lo mejor que podemos hacer es descentralizar”, respondió, “puesto que en una ciudad de este tamaño, en una de las regiones más difíciles del mundo —la cuenca de México—, puede suceder, como ya ha ocurrido en el pasado, el colapso del sistema urbano”.

“Recordó algunos de los problemas que ya vivimos en la urbe: acuíferos contaminados, escasez de agua, caos —el pillaje después del paso de fenómenos naturales—, o la clausura de rutas de abasto.

“¿Qué sucedería si nos pasa lo que a otras ciudades en su momento, el colapso. Debemos tenerlo en mente, porque estamos en un punto muy vulnerable del planeta y como seres humanos debemos planear hacia un futuro y descentralizar la urbe más allá de las áreas de toma de decisiones.

“En la historia reciente, después del sismo del 85 la gente regresó a vivir a la ciudad, que se ha convertido en un monstruo”.

Así, mientras no se toman decisiones transformadoras, como por ejemplo electrificar todos los vehículos del servicio público, comenzando por las Rutas del Metrobús; racionalizar el uso del agua; descentralizar las fábricas y no nada más anunciar cómo se mueven (ni se mueven) burócratas, ni se hace realmente nada para limpiar el aire de la ciudad o evitar su suciedad, excepto programas rentables de verificación vehicular; la disyuntiva no es “descentralización o colapso”, como dice la doctora Manzanilla.

En todo caso será descentralización “postcolapso”.

COLILLAS

La policía francesa (comandada seguramente por el inspector Clouseau), encontró siete colillas en los andamios de la restauración de Notre Dame, donde supuestamente se inició el incendio de la catedral.

¿Y si el fuego se propagó desde ahí, cómo resistieron esos puchos un incendio de varias horas?”

“Ne mamé pas”, les diríamos.

 

Twitter: @CardonaRafael
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