Sea cual sea la actitud futura en el caso de los taxis concesionados y los “nuevos tolerados”, es decir, los operados a través de aplicaciones de internet, es previsible el fracaso —a la larga— de los acuerdos, porque no ha habido nunca en esta capital nadie capaz de poner orden en el servicio de transporte.
Y el magno motín sobre ruedas de ayer, nada más demuestra la poca habilidad política de Andrés Lajous, el secretario de Movilidad del GCDMX, quien ha perdido el tiempo en asuntos de menor seriedad (las multas cívicas y los scooters y bicicletas desperdigados por banquetas y calles), cuando los verdaderos problemas tienen relación con grupos de poder en la operación de una actividad mil millonaria, del todo alejada de la importancia del monopatín.
Y no será recordada la ciudad innovadora y de derechos por haber resuelto unproblema añejo, porque no se querrá, tampoco en esta etapa, llegar al fondo del asunto; se seguirá cultivando el clientelismo de piratas y panteras (con sus nuevos equivalentes morenistas), en sustitución de aquellas coaliciones de taxistas con las cuales el PRI lograba un cierto control sobre los “ruleteros”. E intentando sumar a los “Ubéricos”.
Los estudios e investigaciones, realizados a lo largo de los años, nunca han hallado cómo resolver el problema de cien mil o más taxistas “regulares”; miles más “irregulares” y ahora más de 20 mil contratados mediante aplicaciones de tableta.
Los estudios sólo demuestran cómo el tema no se ha podido resolver.
Se han intentado todos los posibles remedios, pero el talento mexicano se acaba con el Pantone: cada gobierno les cambia de color o diseño a los taxis y en el ejercicio cromático pasamos de cocodrilos y cotorras a carcachas pintadas de guinda y oro o furiosos taxis eléctricos (tres o cuatro), decorados con el impecable rosa mexicano.
Hoy los taxistas le ponen cerco a la ciudad y atascan el Zócalo con sus autos, con lo cual le ponen frente a la nariz, al Señor Presidente, el enredo no resuelto por la Señora Regenta, quien no encuentra la bola para meter el pie y a cambio de ello hunde la extremidad inferior en todos los agujeros posibles.
Las dimensiones de una protesta son inversamente proporcionales a la capacidad de un gobierno para resolverla.
Y la ciudad atascada de ayer, es una bonita forma —casi tan linda como nuestra amistad con el pueblo norteamericano, por cierto—, de conmemorar el primer semestre de la cuarta transformación, la cual genéticamente no puede evitar las manifestaciones, ni tampoco resolver sus causas.
Las aplicaciones de Uber y demás sitios especializados en este servicio, no necesitan ni las revisiones ni las cromáticas. Tampoco los frecuentes emplacamientos y cambios de tarjetas de circulación. Los taxis concesionados pagan por todo y son operados por choferes esclavos de “la cuenta”. Los de Uber tienen otros padecimientos. Ahí está la raíz del problema.
El gobierno no ha podido —en años— con el transporte concesionado. Su ineptitud es tan hereditaria como el idioma o la cultura nacionales, pero ahora con el barniz de la postmodernidad científica e innovadora, cuyo mejor momento es cuando la Regenta barre banquetas, pinta guarniciones o inaugura oficinas de reclutamiento para su partido, sostenidas en Pilares de dudosa calidad cultural.
PAN FELIZ
Usted lo puede creer o no, pero ayer Marko Cortés, presidente del CEN del PAN, sonreía satisfecho: había ganado cinco alcaldías en Aguascalientes; 18 en Durango y 21 en Tamaulipas (pedacería municipal, le dije), y perdido dos gobierno estatales. Al parecer la doble tragedia poblana (una humana y la otra política), no le pudo borrar la sonrisa.
Y el triunfo duranguense de 18 alcaldías y la casi totalidad de presidencias municipales en Tamaulipas (21 de 22), fue suficiente para hacerlo feliz.
Sin embargo, la derrota en Baja California tiene un profundo significado histórico: Ernesto Ruffo le abrió el camino a la alternancia, cuando Luis Donaldo Colosio, presidente del PRI, salió a festejar la derrota. Hoy Acción Nacional le entrega a Morena el gobierno del estado, cuya ubicación lo convierte en una pieza fundamental en la geopolítica contemporánea.
Gobernar en la frontera supera en importancia la suma de todas esas presidencias municipales.
DIABETES
—¿Tiene Morena un plan “B”, en caso de fallas en la salud de Miguel Ángel Barbosa?
—Miguel Ángel no tiene problemas de salud, me dice enfática Yeidkol Polenvsky, presidenta de Morena.
—Bueno, guardemos la fecha.
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