Ocurrió con Cuauhtémoc Cárdenas, con Andrés Manuel López y con muchos de los antañones fantasmas del antiquísimo Partido Comunista, donde la celebridad y la autonomía intelectual se pagaba con la expulsión infamante.
Nadie descubre nada en verdad cuando dice: la izquierda es la principal enemiga de la izquierda. Si lograra superar sus divisiones y reunirse en la homogeneidad de un pensamiento democrático, firme, consistente, de valores sociales y estrategia simple, podría arrasar en las elecciones nacionales.
Pero no ofrece pera el olmo, no garantiza la izquierda algo más allá de la pugnacidad interna, la proliferación de corrientes inconexas en lo ideológico en medio de una maraña de suyo incomprensible. Difícil resulta a estas alturas distinguir la realidad de un pensamiento de izquierda genuino y constructivo. Reflexionemos nada más en dos de sus más recientes aportaciones a la contradicción total: su alianza con la derecha panista en Chihuahua, Oaxaca y Sinaloa, por no decir más; la posibilidad de sumarse a la candidatura hasta de Rafael Moreno Valle, su aliancismo absurdo hacia el redrojo del PT (nacido del magín de Raúl Salinas de Gortari) y su canibalismo parricida mediante el cual fueron eliminando a sus líderes bajo la acusación de haberse convertido en caciques.
Hoy podemos recordar las divisiones de la historia, pero no ha terminado la historia de las divisiones. Quizá por eso vale la pena reflexionar en estas palabras de Carlos Navarrete, el actual presidente del Partido de la Revolución Democrática, cuyos quebrantos electorales en el DF son más notorios si se toma en cuenta el control de los programas sociales desde el multifacético gobierno de Miguel Ángel Mancera.
El dirigente nacional del PRD, Carlos Navarrete, aseguró que cuando hay “filtración interesada y se da a conocer una parte y no el conjunto, entonces surgen especulaciones de inconformidades, de destituciones, no hay nada de eso” en relación a un documento que circula sobre una serie de propuestas para la transformación del sol azteca para cuyo logro se podría hasta renovar la dirigencia.
Esto ha dicho Navarrete de su propuesta para discutir mañana:
“Son nueve puntos muy integrales y al final del documento, yo les planteé a los integrantes de las expresiones internas que todo esto no será posible si el presidente, secretario general y Comité Ejecutivo Nacional del PRD no dan el paso de colocar sus cargos a disposición del Consejo Nacional… Yo soy el que está impulsando este planteamiento, yo fui el que coloqué los puntos encima de la mesa, he convocado a los liderazgos, he hablado con muchos liderazgos internos del PRD, y soy el primero en estar dispuesto en esa transformación, a poner el cargo mío (...) para que el PRD se renueve integralmente”.
“…si nosotros decimos que cambien estas cosas en el partido (...) pero nos atoramos en nuestros cargos y no nos movemos”, será imposible.
Los analistas han dicho que si todas las expresiones de la izquierda, es decir, todas las izquierdas se unieran, ya habrían logrado el poder en México. Eso es falso. Son las ruedas de una abuela convertida en bicicleta.
Cuando más cerca estuvieron de lograrlo, formaron el Partido Socialista Unificado de México y en pocos meses se desgajaron como silla mal encolada. Hoy, juntos, no llegan ni al 30 por ciento de los votos, lo cual es mucho relativamente, pero poco históricamente.
—¿Por qué no cambia la izquierda sus estrategias? Porque no tiene otras, porque no es otra, porque sus atavismos de inconformidad y suspicacia no la sueltan, no la dejan. Es como es y nunca será de otra forma.
Será la misma con vestido de seda.
UNESCO
México forma para del acuerdo internacional para proteger expresiones tradicionales de honda raíz cultural como parte de la “herencia” planetaria. Y eso es una maravilla. Lo único extraño es haber denominado “inmaterial o intangible” ese patrimonio mundial.
—¿Resultan intangibles, por ejemplo, las trompetas y la desgarrada armonía del mariachi? ¿Es intangible la muy diversa, variada y creativa gastronomía mexicana? ¿No se puede tocar?
Más simple sería decir, tesoros culturales de la humanidad.