A las diez de la mañana del sábado, Marcelo Ebrard, muy empacado en su condición de secretario de Relaciones Exteriores, aguardaba la llegada de los invitados extranjeros a la toma de protesta del presidente Andrés Manuel López Obrador.
A esa hora una parte importante de su labor ya había sido cumplida: por los amplios vestíbulos de la galería superior, Melania Trump y el vicepresidente Mike Pence ya estaban en sus asientos en el palco principal de San Lázaro, y Nicolás Maduro había aceptado la nueva versión del comes y te vas.
El antiguo chofer del transporte público de Caracas, estuvo en la comida y desapareció. Las pancartas en su contra, exhibidas con pueril ineficacia por el Partido Acción Nacional fueron desplegadas en el salón de sesiones, pero él ni siquiera se dio por enterado. Los opositores lo hicieron brillar por su ausencia.
A esa hora —lo sabía la señora Kushner y Pence, cómodos en sus poltronas—, ya se había producido un atentado de cuya gravedad física tenemos evidencia de inocuidad, pero de su repercusión política, quién sabe.
La importancia de este hecho no reside en los efectos físicos de las explosiones, pero sí al hecho sensible de haber cerrado el consulado de los Estados Unidos en Guadalajara, la segunda ciudad más importante del país (con perdón de Monterrey), el primer día del gobierno del Presidente López Obrador, cuya gran oferta de política es disminuir la violencia criminal en el país.
O es una advertencia del CJNG o una muy desafortunada coincidencia sobre cuya naturaleza deberán hacerse investigaciones expeditas.
Así fue informado:
“(Crónica,Jal.).- El Consulado de Estados Unidos en la ciudad de Guadalajara fue atacado la mañana de este sábado con un artefacto explosivo, sin que se hayan registrado personas heridas.
“Alrededor de las 7:45 horas la Policía de Guadalajara recibió el reporte sobre la detonación en el inmueble, ubicado en López Cotilla y Progreso, en la colonia Americana, por lo que al llegar los uniformados se percataron de los daños. Se presume que el artefacto arrojado se trataba de una granada de fragmentación, según señalan fuentes extraoficiales.
“La Fiscalía General del Estado dio a conocer que autoridades federales atrajeron las investigaciones.
“Indicó que ‘luego de los hechos ocurridos en el Consulado de Estados Unidos en Guadalajara, donde se reportó la detonación de un aparato explosivo, las investigaciones han sido atraídas por autoridades federales, quienes en su momento informarán los avances’.
Otras informaciones nos hablan del cierre del consulado en estos términos:
“Estamos al tanto de un incidente de seguridad que ocurrió anoche en el Consulado General de los Estados Unidos en Guadalajara.
“El Consulado estaba cerrado en el momento del incidente y no hubo heridos.
“Los funcionarios estadunidenses y mexicanos están investigando.
“Proporcionaremos más información (incluso sobre las operaciones consulares el lunes) a medida que esté disponible”.
Este telegráfico estilo, tan típico de la comunicación del USIS (United States Information Service), es la única alusión al hecho en la página oficial del servicio exterior americano en México.
No tener más información disponible resulta altamente inconveniente para un acto cuya naturaleza, en el lenguaje de los servicios estadunidenses de seguridad, advierte del omnipresente temor al terrorismo.
Dos granadas en el edificio de la calle Progreso en la Colonia Americana, de Guadalajara, no parecen la mejor forma de darle la bienvenida al gobierno de la Cuarta Transformación, sobre todo si se habla del asiento del Cártel de Jalisco Nueva Generación, cuya potencia delictiva y de sabotaje ya ha llegado en México hasta los ataques directos y sangrientos a las Fuerzas Armadas.
Todo esto ocurre cuando el secretario de Relaciones Exteriores está en Washington con una agenda en la cual se establecen reuniones sobre migración, tema explosivo, pero no tanto como el de los “granadazos”.
Las entrevistas confirmadas desde un comienzo para Marcelo Ebrard en Estados Unidos son, obviamente, una con su contraparte, Mike Pompeo y con Kirsjten Nielsen, secretaria de Seguridad Interior, a quien el “granadazo” tapatío, le debe haber caído como si fuera una declaración de Paco Ignacio Taibo segundo.
Por lo pronto las citas y los servicios consulares correspondientes para ayer en el consulado han sido suspendidas y reprogramadas para el próximo jueves 6, si no hubiera alguna otra circunstancia.
Las investigaciones han sido asumidas por la Procuraduría General de la República, signifique eso cuanto se quiera, porque en estos momentos no hay un procurador confirmado por el Senado de la República (tampoco un canciller en esas condiciones, por cierto), lo cual —es cierto—no impide el trabajo cotidiano del Ministerio Público o de la diplomacia nacional.
Robin Matthewman comenzó su gestión como cónsul general en el Consulado General de Estados Unidos en Guadalajara en septiembre de 2018. Es miembro de carrera del Servicio Exterior estadunidense con el rango de Ministra Consejera.