El texto de esta columna, con su título incluido, fue escrito hace un año. Escrito y publicado.
Hoy, cuando el gobierno cuya propagandística actitud canceló para siempre una obra de suyo demorada y necesaria, muchas cosas siguen siendo ciertas. Pero una de ellas sobre todo: la vocación nacional de tomar las malas decisiones, por encima de las lógicas y convenientes.
Todo se engrilla (de hacer “grilla”, no de poner grilletes aunque a la larga sea lo mismo) y se satura hasta el punto de hartarse de lo mismo. Tanto como para inconformar al presidente López Obrador, quien se manifiesta harto de todo esto. Vaya cosa rara.
Así decíamos hace un año, cuando ni siquiera había elecciones ni se sabía del arribo al poder de una fuerza tan formidable como el Movimiento de Regeneración Nacional, cuyos principios son maravillosos.
“El todavía inexistente aeropuerto internacional de la Ciudad de México, debió haberse iniciado en los tiempos de la bonanza petrolera de José López Portillo. Ya existían los planos, los estudios, y hasta arquitectura de Pedro Ramírez Vásquez. Si se hubiera actuado con responsabilidad, hoy estaríamos discutiendo, quizá, sus ampliaciones.
“Pero como la tradición nacional es perder el tiempo, complicar las cosas, derrochar el dinero, guardarlo en bolsas de rapiña y corrupción, y tomar, al final, las peores decisiones, el aeropuerto durmió el sueño de los justos mientras los antiguos llanos del oriente se llenaban de pegotes, extensiones, nuevos edificios y hasta la Terminal II cuya pésima planeación (el arquitecto, no el calculista —justo es decirlo—, fue Serrano), la ha convertido en una balsa en hundimiento.
“El edificio se sume y se sume, sin remedio, en los viejos sedimentos del gran charco de Texcoco.
“Sin embargo, y después del desastre del proyecto iniciado por Vicente Fox con una pésima estrategia de expropiación (este es el único país del mundo donde una expropiación requiere maniobras políticas, previas, en lugar de un manotazo y un “Sanseacabó” a tiempo), el gobierno actual les dio la vuelta a los activistas de Atenco (a quienes ya les había puesto un bienhechor “estatequieto”, para escándalo de los bien portados), y en terrenos de propiedad federal comenzó la construcción proyectada por Norman Foster quien se trajo la experiencia acuática de Hong Kong, al pastoso subsuelo texcocano.
“Y si bien la construcción avanza con celeridad, eso no impide los obstáculos y las oposiciones. La principal de ellas, de quien estimuló hace doce años la danza de los machetes, con los Del Valle al frente, en los tiempos de Fox: el domador de tigres, Andrés Manuel López.
“Su más reciente declaración ante los asustados banqueros, quienes tenían ojos de sorpresa, fue la reiteración de su voluntad: trasladar —como un niño con su Lego—, la base aérea de Santa Lucía y cerrar estas obras.
“¿Cuánto dinero está en juego?
“Poco, una bicoca para quien no sepa sumar más allá de las cuentas alegres de vivir con 50 mil pesos al mes, mantener casa, hijos y familia:
“De acuerdo con los datos publicados, “(EF). - El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) tiene un avance de 65.5 por ciento en la asignación de los montos de inversión de los contratos, respecto del valor total de la obra.
“El monto otorgado hasta el jueves fue de 121 mil 939 millones de pesos, de acuerdo con datos vertidos en el sistema Compranet del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), organismo encargado de la construcción de la nueva terminal, así como de la Comisión Nacional de Agua (Conagua).
“Ese monto representa el 65.5 por ciento de valor de la obra, si se considera la última actualización de 186 mil 123 millones de pesos que costará, según Hacienda”.
“Ciento ochenta y seis mil millones de pesos en contratos. Todo a una carta. Y la carta está marcada.
“El problema radica en una simpleza intelectual: toda obra, toda asignación, todo contrato, engendra o oculta actos de corrupción, por eso se deben evitar estas obras. No hagamos nada porque así evitamos el riesgo de pecar. Pero si yo las hago, entonces adquieren garantía de santidad.
“Y eso es absolutamente falso en los dos casos”.
Nadie lo puede dudar: la decisión más importante de este gobierno en sus primeros cien días, es la cancelación del aeropuerto. La más visible, la más costosa.
Todo lo demás, es pura grilla; puro toreo para la “porra”, puro populismo.