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¿Un discurso descuidado o revelador?



Al parecer el elenco de los comparsas “independientes” ha sido cerrado con una nómina de 74 honorables ciudadanos preocupados por la democracia y la salvación de la patria.

Comparsa —valga la explicación—, es quien, dice el diccionario, forma parte del acompañamiento en las representaciones teatrales.

Y si el mundo es un gran teatro (nos lo dijo Calderón de la Barca, no lo confunda, por favor, con ningún otro Calderón de menores talentos), entonces estos ciudadanos forman parte de la troupe, de la compañía teatral de las elecciones futuras.

Entre esos 74 aspirantes a la recolección incansable de las firmas consagratorias de su condición apartidista, (casi 850 mil), hay personas conocidas y otras absolutamente fuera de la fama social. Analizar a los más destacados es innecesario, pues si son conocidos no tiene caso.

Y de los oscuros personajes, pues ni ocuparse. Van en busca de sus quince minutos de fama y el alimento de su ocioso anecdotario personal. Algo para contarle a los nietos, cuando todo acabe.

Pero indudablemente la presencia, previo escándalo rupturista y renunciante ha sido el de la señora Zavala de Calderón quien en su visita al Instituto Nacional Electoral para obtener su pre registro definitivo, organizó un concurrido mitin en el cual leyó un emocionado discurso en el cual –por ignorancia o por proyección subconsciente–, se definió en su actitud hacia el futuro, con el himno de la falange franquista.

“De cara al sol.”

Durante muchos años el Partido Acción Nacional fue señalado por sus fuentes fascistoides. En junio de 2013, Rafael Barajas publicó esto:

“…La cercanía de los primeros hombres del PAN con ideas y personajes de la derecha radical era notoria.

“De hecho, los servicios de inteligencia estadunidenses de la época sostenían que había una relación muy estrecha entre la UNS, el PAN, el clero conservador, la Falange Española y los nazis (Informe de Harold P. Braman, agregado naval de la Embajada de EU, citado por Juan Alberto Cedillo, Los nazis en México).

“Sin embargo, esta versión ha sido desdeñada por la derecha con el argumento de que se trata de una interpretación errada, hecha por un funcionario extranjero”.

Pero no ha sido ningún funcionario extranjero quien ha señalado el origen de los manantiales panistas. Y escribo del Partido Acción Nacional, sus orígenes ideológicos y religiosos (van de la mano) porque si la señora Zavala de Calderón se ha salido del partido, el partido no se ha salido de ella.

Sería complicado borrar en pocas horas la influencia profunda de una “ideología” (o mitología), adquirida y desarrollada a lo largo de 33 años de vida y orgullosa militancia. Del apego a la doctrina social de la Iglesia Católica no es necesario probar nada. Es evidente.

Para muchos de esa generación, hijos o nietos de los fundadores, El PAN, no fue un partido: fue una segunda nacionalidad y —en ocasiones— un pasaporte al estado de gracia. Hoy; estado de desgracia.

Pero si bien el alambicado discurso de su lanzamiento como candidata independiente tiene muchas fallas, la principal es haber señalado como rumbo y símbolo de destino, marchar “de cara al sol”.

Si la señora no sabe el contenido histórico de esa frase, peca de ignorante. Si lo sabe y lo proclama, se define como heredera de un pensamiento radical de derecha. Y si en un arrebato lírico lo escribió (o se lo escribieron) sin darse cuenta, en un discurso leído a tirones, la imagen literaria le ha resultado fatal.

Pero ¿cuál es el significado de ese himno llamado “Cara al sol” cuya simple entonación (y memoria) es un delito en la España actual y un agravio para la historia mexicana cuya soberanía jamás reconoció a la dictadura franquista?

Pues muy sencillo. Leamos (independientemente de mala calidad literaria, la cual espanta de cursi, quizá por haber sido obra colectiva de cinco poetastros), algunas de sus estrofas:

“Formaré junto a mis compañeros

que hacen guardia sobre los luceros,

impasible el ademán,

y están presentes en nuestro afán.

“Si te dicen que caí,

me fui al puesto que tengo allí.

“Volverán banderas victoriosas

al paso alegre de la paz

y traerán prendidas cinco rosas

las flechas de mi haz”.

En los versos anteriores se habla de las flechas del haz (faz), del “fascio”, del atado, de la fuerza y de cuya etimología proviene, fascismo. Y aquello del saludo, pues es el brazo el alto como Hitler, Mussolini o Franco.

Muy lindo para nuestros tiempos y para esa convocatoria emocionada de la señora Zavala al futuro México de la libertad bajo su manto.

Pero el discurso fue también una prolongada queja por la forma como el Partido Acción Nacional la trató. O la dirigencia del partido, para ser exactos.

Mucho tuvo esa pieza, de promesa y proyecto abstracto, de exaltación de conceptos universales, como la paz, la libertad, la justicia y todo ese mundo edulcorado justificante de la ambición personal, pero también mucho de queja, de reflejo de la crisis interna del PAN.

Y al reflexionar en esto uno debe recordar un texto de Jesús Reyes Heroles quien dijo en 1973:

“…La mayor irresponsabilidad de un dirigente político es pasarle a la nación las divisiones internas de su partido. (Antología de textos políticos. Fundación Veracruz. Cambio XXI. P. 582)”.

En fin.

 

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