En medio de un clima absolutamente confuso en cuanto al presente y futuro de los medios de comunicación cuya estructura actual —no sólo en lo financiero—, obedece, se quiera o no, a otro estilo de política y formas de control social, el Instituto Universitario de Investigaciones Ortega y Gasset, en su sede mexicana, abrirá su sede esta mañana (11:00) para un foro en el cual participarán Salvador García Soto, Carlos Ramírez y este redactor, quienes con la moderadora Vianey Fernández, analizarán el panorama del periodismo y otras alternativas de comunicación.
La situación mexicana, en la cual hoy concurren algunos fenómenos nunca vistos antes, o al menos no vistos en tan implacable conjunto, pasa por el campo de las amenazas y ataque físicos contra informadores (incluyendo los frecuentes asesinatos), el control de los presupuestos del gobierno, la selección maniquea entre amigos y enemigos; la amplísima banda entre la recomendación laboral y la persecución y la consagración definitiva de los medios oficiales en arietes de propaganda gubernamental lisa y llana.
Hoy el periodismo pasa por una hora oscura. Los críticos no tienen espacios mayores y la más recomendable de las conductas suele ser la autocensura. Los mecanismos de protección no operan y si lo pudieran hacer, no sería contra las veladas amenazas de los seguidores del régimen, los cuales, en brigadas digitales, acosan, insultan, hieren y calumnian a quien quieren en medio de una absoluta impunidad.
Si en los tiempos de Vicente Fox se despenalizaron los delitos de calumnia y difamación, dizque para darle mayor libertad a los periodistas y quitarles la espada de Damocles de los juicios penales, dejándolo todo en las infracciones administrativas y de arreglo judicial, hoy las caracteres anónimos de tuits y mensajes calumniosos, satanizan y linchan a su antojo, casi siempre bajo el patrocinio de los invisibles operadores de las “redes sociales”.
Pero otros fenómenos ocuparán la atención de estos informadores en el foro. Uno de ellos, la desatención de las estructuras institucionales relacionadas con la información, ya no se diga con la propaganda.
La subsecretaría de Medios de la SEGOB, está acéfala (hay quienes dicen lo mismo de la Secretaría); no hay quien atienda la Dirección de Medios Impresos y en cuanto a RTC, Rodolfo González sustituye al fugazmente nombrado y rápidamente fugado, Luis Mandoki, quien no llegó ni a tomar posesión del cargo.
La estructura de la comunicación oficial se basa en la matutina lectura del Evangelio según san Andrés, con la cual los niveles de popularidad del presidente se elevan mientras la profusión de sus mensajes secundarios aturde y soplo queda el sonsonete del combate a la corrupción y todo lo demás en el cotidiano fervorín del cambio. La abundancia y extensión de sus mensajes —complementados con los incendiarios discursos de campaña en los actos públicos—, aturde. Los rollos chocan unos contra otros y se pierde el foco de la atención en una deliberada siembra del caos y la palabrería.
Pero ni la exactitud ni la veracidad son valores por considerar. Basta la presencia infatigable. Eso, y las dádivas y el reparto de prebendas y programas sociales, bastan para estar en el 83 por ciento de la aceptación general. Lo demás, no importa.
En fin, quizá ésos sean temas para este foro de hoy por la mañana cuyo contenido se divulgará íntegro y en vivo, a través de la dirección del Instituto por Facebook, @ortegaygassetmx.
La Fundación Ortega y Gasset Marañón, ofrece en México maestrías en Comunicación (Máster en Gestión de la Comunicación); Comunicación Política y Campañas Electorales, Comunicación en las Organizaciones y en las Instituciones, y Periodismo Político.
La titulación en sus cursos y posgrados se ofrece con doble reconocimiento: en México y en España.
Tauromaquia
Cuenta don José Ortega y Gasset en su libro La casa y los toros, cuando alguien lo visitó en su estudio y lo sorprendió en medio de la escritura.
“—¿De qué escribe usted, don José? —le dijo el visitante con un retintín burlesco. ¿De alta filosofía?
—No —le dijo— de lo mejor que se puede escribir, de toros”.
Por eso a nadie le debería extrañar el bautizo de uno de los animales corridos en la fiesta del LXXIII aniversario de la Plaza México el 5 de febrero pasado. Se llamaba Ortega y Gasset, pesó 510 kilos y fue bien toreado y estoqueado por Sergio Flores, quien le cortó una peluda. El toro recibió aplausos en el arrastre.
INAI
Ahora ha sido el INAI quien recibe severas críticas del Presidente. Y por cosas fuera de su responsabilidad, para acabarla.