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¿Habrá réplicas políticas después del Sismo?



El cambio político en el 85

Los grandes sismos de 1985 cambiaron el mapa político de la Ciudad de México. Marcan un antes y un después. El desastre del 85 fue mayor, hospitales, oficinas públicas, viviendas, hoteles, escuelas, banquetas, calles y muchísimas construcciones fueron dañadas; los sistemas de agua, luz, comunicaciones y transportes fueron seriamente afectadas, miles de capitalinos perdieron la vida y de manera casi silenciosa algunas partes de la ciudad fueron abandonadas por los pobladores que emigraron a otros lugares, incluso fuera de la ciudad, El ambiente fue caótico y desolador. La reacción de las autoridades, tanto de la Ciudad de México como del Gobierno Federal, fue tardía, por lo que la ciudadanía asumió un papel protagónico primero en la etapa de rescates y después en los trabajos de reconstrucción. Estudiantes, obreros y ciudadanos por igual participaron de manera organizada en todas las tareas. Los damnificados, que fueron cientos de miles, emprendieron nuevas formas de organización para negociar sus demandas con las autoridades, se crearon numerosos grupos, algunos auténticos y otros con apariencia de populares, y también los que no siendo damnificados encontraron en la coyuntura la oportunidad de organizarse como grupos de presión, ambulantes, taxistas piratas, invasores de terrenos y un buen número de oportunistas que lograron aprovecharse política y económicamente del trágico momento.

El partido, entonces en el poder, me refiero al PRI, no supo cómo participar y apoyar a los inconformes o demandantes por lo que las nuevas organizaciones actuaron al margen de ese partido, realizando marchas, plantones, bloqueos en toda la ciudad y asambleas fuera de los edificios derrumbados, creando la Coordinadora Única de Damnificados que firmó el Convenio de Concertación Democrática para la Reconstrucción, con el cual el Gobierno comprometió la construcción de 45 mil viviendas y la reconstrucción del conjunto urbano Tlatelolco.

La oposición y animadversión al PRI aumento notablemente al ser acusado por la oposición y los diversos grupos de actos de corrupción tanto en las construcciones de los edificios como en la gestión de los apoyos posteriores. La rabia social fue entonces el germen de una organización política diferente, con diferentes expresiones en la Ciudad de México, que con el paso del tiempo y la suma de los llamados partidos de izquierda con la corriente democratizadora del propio PRI, se  transformaría en el PRD.

En la primera elección presidencial después de los sismos, la de 1988, la oposición encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, ganó por amplio margen en la ciudad, lo que fue un aviso muy claro para el PRI que no quiso o no supo procesar.

De hecho en diciembre de 1997 el grupo opositor encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas en la primera elección para jefe de Gobierno ganó la ciudad y desde entonces el PRI ha sido aquí un partido de oposición con presencia muy marginal, ganado de vez en cuando un par delegaciones y con una fracción raquítica en el la Asamblea Legislativa. A Cárdenas le siguieron Rosario Robles, López Obrador, Alejandro Encinas, Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera todos ellos abanderados del PRD.

En la actualidad el PRD y su fragmentación MORENA encabezada por Andrés Manuel López Obrador se han convertido en las fuerzas políticas dominantes en la Ciudad. La pugna crece y los pequeños grupos buenos y malos se han reacomodado con vistas a la próxima elección, en donde por primera ocasión se elegirán el gobernador de la ciudad y los alcaldes de las llamadas delegaciones; además de los diputados locales, federales y senadores, lo que presenta un panorama inédito en la capital mexicana.

 

Las réplicas políticas del sismo

La pregunta, por tanto, es si después del nuevo gran sismo del pasado 19 de septiembre, este fenómeno natural tendrá réplicas políticas y de qué intensidad serán. Pronto sabremos, si estas réplicas se reflejarán en las urnas y si existe un cambio en las preferencias electorales de los capitalinos. Por lo pronto, aumenta el grado de incertidumbre sobre la correlación de fuerzas políticas en la metrópoli. Aunque el periodo de emergencia ya pasó, los trabajos de reconstrucción están en su etapa inicial y lo cierto, según la experiencia del 85, es que se pueden transformar con facilidad en operativos políticos, utilizando las demandas de los damnificados como bandera al igual que lo ocurrido hace 32 años.

A diferencia del 85 ahora el PRD está fracturado y su doble candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, participa con su propio partido, el Movimiento de Regeneración Nacional que tiene como tarea principal ser la plataforma para que el tabasqueño compita por tercera vez por la Presidencia de la República y como  parte central de este operativo que su partido logre  ganar el gobierno de la Ciudad de México. No obstante, su estructura en la capital del país, que parecía muy sólida, comenzó a resquebrajarse. Ya que no fue capaz de procesar de manera transparente la selección de su candidato al gobierno de la ciudad. Como todos recordamos se difundió que una batería de encuestas daría el nombre del aspirante y terminó siendo, el dedo de López Obrador y no las encuestas quien decidió. Se difundió que todas las encuestas conocidas favorecían al  delegado en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, se dijo que era el líder consistente de las preferencias. Por su parte un grupo de delegados, encabezados por la de Tlalpan pero también los de Tláhuac y Xochimilco, hoy caídos en desgracia, hicieron un frente común, una alianza con el dirigente del partido en la ciudad de México, Martí Batres, para cerrarle el paso a Monreal, finalmente Claudia Sheinbaum, fue lanzada al estrellato con bombos y platillos hasta que vino el temblor y colapsaron dos escuelas, de la delegación de la elegida, el Colegio Rébsamen y el Tec de Monterrey. La buena reputación de Sheinbaum sufrió un desgaste del que acaso no se recupere.

Por su parte Miguel Ángel  Mancera tuvo que postergar sus planes de salir de la Jefatura de Gobierno para buscar la candidatura a la Presidencia de la República y  dedicarse de tiempo completo a la grilla sucesoria. Como están  las cosas, parece difícil que deje el cargo y  sus posibilidades de ser candidato presidencial del Frente Ciudadano son lejanas.

En este contexto se registró la designación del doctor Eruviel Ávila como delegado especial del PRI en la Ciudad de México. El ex gobernador de Estado de México es un reconocido operador electoral. Su nivel de figura de reconocimiento nacional hace que su nombramiento augure nuevos bríos  para el PRI en la capital del país donde ha estado abandonado a su suerte. Se  espera como candidato priista alguien de buen nivel. Un  secretario de Estado, un senador de élite que serían opciones viables, para competir mejor, para dar la pelea, para arrebatarle votos a los partidos llamados de izquierda, comenzando por Morena, no sólo en la campaña estatal sino en la federal ya que de eso depende, en un alto porcentaje, sus posibilidades de triunfo nacional.

Las réplicas políticas del sismo aún no terminan.

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