Críticas y opiniones
La flama que estuvo encendida en el pebetero olímpico, una espectacular escultura cinética, arte en movimiento, del magno Estadio Maracaná, en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, se apaga. Concluyen los Juegos Olímpicos 2016 y comienza la evaluación del desempeño de la delegación mexicana, que debe ir acompañada de una reflexión profunda sobre la práctica de la educación física y el deporte de competencia en el país.
Se trata de aprovechar la oportunidad para poner sobre la mesa los componentes que se requieren para construir una verdadera cultura deportiva en el país, que se refleje en resultados exitosos en las competencias deportivas del más alto nivel internacional, como en este caso los Juegos Olímpicos. Los medios de comunicación se han volcado en la cobertura del evento y en el señalamiento de responsabilidades personales. Es evidente que se trata de una actividad que atrae de manera notable la atención de la gente, ya que es la justa deportiva de mayor alcance en el mundo, lo que genera repercusiones de todo tipo, incluso políticas, que se han expresado de manera abundante en la prensa.
Las opiniones espontaneas y muchas veces injustas hacia nuestros deportistas deben ser orientadas con información certera de lo que significa obtener una medalla olímpica, que se deriva de una estructura de promoción, enseñanza y práctica del deporte en la que intervienen muchos elementos, desde la capacidad física hasta el aprovechamiento de los avances científicos y tecnológicos aplicados al deporte para sobresalir a nivel internacional.
Éxito deportivo
El éxito deportivo internacional es el resultado de muchos años de preparación y perfeccionamiento que sólo se ha dado exitosamente cuando un gobierno decide apoyar a los prospectos con facultades y facilitarles su manutención y preparación. En la Historia reciente lo han hecho países como Cuba, que después de la Revolución Cubana creó el Instituto del Deporte que tuvo como objetivo crear un programa de Educación Física escolar, promoción del deporte a nivel nacional y selección de talentos o prospectos para los que destinó recursos, entrenadores de alto nivel, médicos especializados y grandes facilidades para la participación frecuente en eventos internacionales que permitieron presentar a Cuba como una potencia deportiva continental y mundial.
Otros crearon los deportistas llamados de “Estado”, es decir atletas que contaban con todo lo necesario: apoyo económico, tiempo, aprendizaje y entrenamiento especializado patrocinado por el gobierno respectivo; esta práctica se realizó en la mayoría de los países socialistas, en donde surgieron escuelas de entrenadores y especialistas médicos, aprovechando avances tecnológicos para aplicarlos al deporte. Lo importante era que los triunfos olímpicos sirvieran de promoción y aceptación de los sistemas de gobierno de la época. En los Estados Unidos, de manera paralela, se crearon las “becas estudiantiles” para prospectos deportivos y una amplia comercialización que les permite contar con todos los recursos para su preparación y participación.
El ideal olímpico de que los juegos son un eventos de fraternidad y una competencia sana entre individuos y no entre naciones y que lo importante es competir, sin importar el resultados, ha dejado de ser vigente en la época moderna.
Esfuerzo mexicano
Ante esta realidad, México ha realizado esfuerzos para establecer su propio sistema deportivo, el más significativo se realizó antes de los Juegos Olímpicos a celebrarse en nuestro país en 1968, pensando que este importante evento daría a México instalaciones, atención y entusiasmo de los jóvenes por la práctica del deporte y un sistema que permitiera contar con grandes campeones mundiales y Olímpicos. Este esfuerzo, que estuvo encabezado por el Gral. José de Jesús Clark Flores, fue truncado, como lo hemos mencionado en alguna ocasión, por los intereses políticos y la grilla de la época.
Este hombre visionario concebía al deporte y a la educación física como una parte indispensable de la formación integral de los mexicanos, de igual manera se preocupó por la participación de mexicanos en los cuerpos de jueces, técnicos y directivos de los organismos internacionales del deporte que lo llevaron a desarrollar una gran actividad de relaciones abriendo las puertas a mexicanos en la organización internacional. En su caso ocupó importantes cargos y también fue electo como vicepresidente del Comité Olímpico Internacional.
Antes de los Juegos del 68 fue obligado a renunciar a los organismos nacionales que presidía y tuvo que presenciar el desarrollo de los Juegos desde su posición internacional, a pesar de haber sido el actor principal para el logro de la sede en México; pasada la justa olímpica y al cambio de gobierno, presentó al recién electo presidente de México, Luis Echeverría (1970-76), el primer proyecto integral para la enseñanza de la Educación Física, la iniciación y promoción del deporte y la preparación especializada de los deportistas llamados de alto rendimiento en las instalaciones, que él mismo fundó, del Centro Deportivo Olímpico Mexicano, Fue un plan integral porque incluía tanto a instituciones públicas como organismos privados.
Por supuesto los profesores de educación física jugaban un papel determinante con responsabilidades específicas para emprender, desde la educación básica, en todas las escuelas del país, actividades de educación física e iniciación al deporte. Se consideraba que los clubes deportivos privados, en los que la práctica del deporte y las competencias son actividades cotidianas; las escuelas de educación media superior y superior, en particular la Universidad Nacional Autónoma de México; y el Instituto Politécnico Nacional, formaban parte central del plan Clark.
Por parte de las instituciones gubernamentales, el Ejército Mexicano y la Marina eran considerados como importantes generadores de atletas, al igual que instituciones vinculadas a la salud como el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Para la obtención de recursos y financiamiento de los atletas, el Gral. Clark Flores presentó también una idea, la creación de una Lotería Deportiva, cuyos beneficios económicos fueran destinados al deporte. Este proyecto fue autorizado y así nació lo que hoy conocemos como “Pronósticos Deportivos”.
Sin embargo, el Gral. Clark Flores falleció el 18 de abril de 1971, a los 63 años de edad, y su proyecto fue archivado. Pronósticos Deportivos se integró con éxito, pero sus ganancias fueron destinadas a la beneficencia pública y no al deporte.
La ley del deporte
El otro momento relevante para conformar un esquema integral de promoción a la educación física y el Deporte fue durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, quien era un convencido de los beneficios del deporte; nombró al frente de la organización del deporte mexicano a un gran campeón olímpico, Raúl González Rodríguez, oriundo de Nuevo León y un marchista multipremiado.
En ese sexenio se creó un Sistema Nacional de Cultura Física y Deporte, como ente operativo la Comisión Nacional del Deporte, que tuvo la encomienda de instrumentar y coordinador el Sistema en el que participaban varias dependencias de la Administración Pública federal e instituciones de los sectores social y privado.
Fue en este tiempo que se aprobó la Ley de Estímulo y Fomento al Deporte que guardaba avances significativos, como los registros de las asociaciones deportivas y federaciones y que estarían legalmente obligados a rendir cuentas claras del dinero que se les entregara. También se marcaban límites a los periodos de los presidentes de federaciones, cuatro años, un ciclo olímpico, a fin de que no se enquistaran y eso propiciara un manejo irregular de los recursos.
De igual forma comenzaron a formalizarse acuerdos para que el sistema educativo fuera el gran forjador de promesas deportivas gracias a la realización de olimpiadas infantiles y juveniles, que fueron verdaderas fuentes de nuevos talentos.
Comisión de evaluación
Sin embargo, los resultados de los Juegos Olímpicos de Barcelona no reflejaron el trabajo realizado por la organización deportiva y, a iniciativa del presidente Carlos Salinas, se integró una Comisión de Evaluación que analizara tanto la preparación de los deportistas como la organización del deporte. Esta comisión fue presidida por un hombre de gran prestigio, el doctor Guillermo Soberón Acevedo, ex rector de la UNAM; el ingeniero Gilberto Borja, director de ICA y presidente del Club de futbol Pumas, de la UNAM; el doctor Donato Alarcón, director del Instituto Nacional de Nutrición; la esgrimista Pilar Roldán; el beisbolista Héctor Espino; y, como secretario técnico, miembro del Comité Olímpico Mexicano, quien estas líneas escribe.
El ambiente deportivo era de encono entre el Comité Olímpico Mexicano, que reclamaba su obligación de preparar y presentar a la delegación mexicana, y la Conade, que había trabajado durante varios años en la preparación de los seleccionados.
Los resultados del análisis fueron notables: Duplicidad en los programas de preparación del Comité Olímpico y la Conade, que provocaron sobre entrenamiento de los mejores deportistas y desde luego un resultado negativo.
Falta de coordinación entre médicos y entrenadores, ya que unos eran de la Conade y otros del Comité Olímpico Mexicano. El material y equipo deportivo fue entregado a destiempo, las instalaciones del Centro Deportivo Olímpico, lugar de preparación de los seleccionados, no pudieron ser utilizadas por un tiempo largo, ya que fueron cerradas por el COM por vacaciones de los empleados.
Como conclusión final de este largo análisis se señala que hubo duplicidad de mando, exigencias sin planeación, técnicas no depuradas, falta de seguimiento médico y una falta de coordinación entre las autoridades deportivas, entre otras cosas.
La actualidad
En la Actualidad, la Dirección de Educación Física de la Secretaría de Educación Pública desapareció; la Escuela de Educación Física está abandonada; las instalaciones deportivas del IMSS fueron vendidas o transformadas; el Centro Deportivo Olímpico no cuenta con mantenimiento; las federaciones deportivas se sienten desplazadas; el deporte universitario se desintegró; una ley útil para el deporte no existe y el encargado gubernamental se exhibe como un desconocedor y con todos los defectos de “un nuevo rico”, sin programa, sin planes reales y con grandes confusiones en su concepción del esfuerzo individual de los deportistas.
Nuestra conclusión resumida es que debemos reconocer el gran esfuerzo individual de nuestros mexicanos en Río, el apoyo real de instituciones como la Secretaría de la Defensa Nacional y la de Marina, de las Universidades y de los padres de familia; pero si queremos medallas olímpicas debemos contar con un programa ordenado que visualice desde edad temprana la enseñanza de la Educación Física y una autentica promoción deportiva. Se trata de realizar un esfuerzo conjunto. Se ha intentado antes, con éxito relativo, pero sin la continuidad necesaria.