NO CONOCE LOS VALORES
Donald Trump sabe hacer dinero, habilidad que heredó de su padre, Fred quien forjó la fortuna que Donald ha incrementado. De seguro tiene otras cualidades, pero están por descubrirse. Es oriundo de Nueva York, del barrio de Queens, donde nació a mediados de los años 40. Se trata del hijo de un hombre acaudalado que muy joven conoció el poder del dinero y lo lejos que te puede llevar. Los Trump, Fred y Donald, construyeron su fortuna en el negocio inmobiliario y de ahí lo extendieron a otros rubros, como el de los hoteles, campos de golf y los casinos.
No conoce ni aprecia los valores humanos y mucho menos los sociales, es un práctico comerciante, que busca trascender para alimentar su ego, incrementar sus millones y sus ambiciones de reyecito de cuento.
La animadversión y rencor a México y los mexicanos se deriva de sus fracasos personales en nuestro País. Entre sus intentos más conocidos por lucrar en México está el negocio inmobiliario que antes de pensar en su candidatura intentó con un proyecto inmobiliario en Tijuana, que se llamaba Trump Ocean Resort Baja México que incluía un hotel, apartamentos de lujo y la construcción de tres torres.
Las propiedades estaban ofertadas entre 300 mil y 3 millones de dólares y el pago inicial era el 30 por ciento del costo total de los departamentos.
CONSTRUCTOR TRAMPOSO
Se planeaba construir más de quinientos condominios a todo lujo y a tan sólo 30 minutos de la ciudad de San Diego. Se pensó que la fama de éxito del magnate Trump y los altos costos de vivienda en el estado de California serían una combinación de éxito para el proyecto y una atractiva inversión para los miles de norteamericanos jubilados y con dificultades de asentamiento en el lado americano. Su cara aparecía en un anuncio espectacular en la carretera Tijuana- Rosarito donde, en 2006, estaba el stand de informes y ventas del proyecto inmobiliario. Los depósitos iniciales de muchos interesados en adquirir una propiedad de lujo en la frontera llegaron a 32.2 millones de dólares.
Pero, las obras se retrasaron y en diciembre del 2006 los compradores recibieron una carta donde se les informaba que las negociaciones para obtener su crédito hipotecario con el banco alemán WestLB AG no habían sido aprobadas.
Además les recordaban que una cláusula del contrato estipulaba que los desarrolladores podían gastar el dinero del depósito. Trump se desvinculó del proyecto y más tarde diría que él únicamente actuó como portavoz del proyecto. Sin embargo, en una entrevista en el diario San Diego Tribune, declaró que no sólo fue la marca, también fue un inversor “significativo” en el proyecto. Trump engañó a muchos de los ciudadanos que ahora aspira a representar y que lo demandaron ante el Tribunal Superior de Los Ángeles, alegando haber invertido por la confianza a la figura del magnate.
AGRESOR DELMEDIO AMBIENTE
Otro fracaso inmobiliario de Trump en México fue el proyecto llamado Punta Arrecifes Resort en el noreste de Cozumel, un complejo de lujo que tendría una marina, pista de aterrizaje, club de golf, spa y un hotel de 600 habitaciones. Una supuesta inversión conjunta con la cadena de hoteles Hilton y la familia mexicana de los Barbachano.
Grupos ambientalistas e investigadores se opusieron al desarrollo y en 2012 la zona fue declarada área natural protegida, ya que ponía en riesgo Punta Molas, el lugar que absorbe el agua del mar para convertirla en agua dulce y de la cual depende la biodiversidad de la isla caribeña. Aquí también cientos de estadunidenses invirtieron creyendo en Trump y nuevamente fueron engañados por este estereotipo de mentiroso profesional.
Trump, con su ambición protagónica incursionó también en el mundo del espectáculo y desde antes de ser un referente político era una especie de show man del empresariado gringo. Su popularidad se explica en buena medida por su aparición en un reality televisivo. La Torre Trump, de la Quinta Avenida de Nueva York, es el edificio que condensa su poder.
DUEÑO DE MISS UNIVERSO
Adicionalmente Trump estableció una disputa millonaria contra empresarios mexicanos relacionados con el Concurso Miss Universo, a quienes acusó de deberle 12 millones de dólares, calificando al sistema judicial mexicano como corrupto, el lío judicial llevó a Trump a jurar no hacer negocios en México.
Nadie ha sugerido que fueron sus problemas de dinero en México los que provocaron comentarios negativos contra nuestro país, como calificar de corrupto a su sistema judicial y sugerir la construcción de un muro impenetrable para evitar que los mexicanos estafen a los Estados Unidos.
Sus extravagancias lo hicieron celebridad asidua de la prensa del corazón, que se encargó de relatar, con lujo de detalles, sus bodas y divorcios. Está casado en terceras nupcias con una modelo de origen eslovaco, Melania, que ya es una de las figuras más seguidas de la actual campaña presidencial en Norteamérica. Sumando otra virtud a esta “ejemplar familia” gringa-eslovaca, la del plagio, demostrado con el discurso que en la reunión republicana leyera la atractiva mujer de Trump y que fue copia del que pronunciara en su momento la esposa del actual presidente norteamericano, Obama.
En la vida política de Estados Unidos Trump se inició apoyándose en la prensa, generando información escandalosa y criticando al entonces presidente George Bush y poco tiempo después puso el ojo en Barack Obama, a quien acusó de no ser norteamericano sino oriundo de Kenia o algún otro país africano.
DEMAGOGO AGRESIVO
Después al dar a conocer que buscaría la nominación republicana, se lanzó contra los mexicanos y todo lo que se refiere a México, quizá reflejando su frustración por no haber logrado ganarse algunos milloncitos de dólares a nuestras costillas. Parte de su conducta, explican los analistas, se encuadra, también dentro del populismo de derecha al identificar un sospechoso creíble de todas las cosas malas que pasan dentro de su país. Como la postración de amplios sectores de la clase trabajadora norteamericana ocasionada por el libre comercio internacional que permite el traslado de grandes plantas y fabricas a países con mayores facilidades, mejor mano de obra y costos más bajos, como es el caso de México, China y algunos países asiáticos, generando desempleo entre los obreros norteamericanos.
Por otra parte, el campo norteamericano es trabajado por campesinos mexicanos, a quienes los productores norteamericanos prefieren por la calidad de su trabajo y lo barato que resulta su pago, ya que en la mayoría de los casos son indocumentados impedidos de exigir prestaciones laborales.
De manera que, según Trump, hay que eliminar el mal para arribar a una época de prosperidad, ¿cómo hacerlo? La respuesta más obvia es sellar la frontera con México, de tres mil kilómetros de largo, con un muro. Para aplicar un correctivo a los vecinos del sur por enviar a Estados Unidos a la escoria nacional, es decir drogadictos y violadores, Trump afirma que hará que el gobierno mexicano pague por el muro. Lo grita en sus discursos y la gente se vuelve loca de emoción, suponiendo que todo cambiará como por arte de magia cuando los mexicanos sean sometidos y los tratados de libre comercio cancelados. Si se logra que cualquier persona con piel morena no entre a Estados Unidos todo irá mejor.
DONALD TRUMP, LA VOZ DEL KKK
En eso se emparentan las posiciones de Trump con grupos ultra radicales de derecha como el Ku Klux Klan, la banda de supremacistas blancos, que tienen en Trump al líder que los puede sacar de la irrelevancia en que han vivido en los últimos tiempos. Pero hay que tener cuidado, Trump logró ganar la candidatura republicana, dejando en el camino a líderes tradicionales de ese partido, porque su discurso interpreta con fidelidad el sentir de un sector amplio, importante, del electorado norteamericano cuyo nivel de vida se ha estacando y ven cómo las élites derrochan.
Que alguien llegue y con fórmulas sencillas les ofrezca resolver problemas complejos es un manjar que no dejan pasar. Trump les ofrece castigo para las élites corruptas, cuya representante en la tierra es Hillary Clinton, e imponer la ley y el orden en el país, defiendo las fronteras y poniendo en su lugar a los migrantes no blancos, comenzando, claro, por los mexicanos. Trump puede ganar. Las cifras del desempleo, los crímenes atroces, la sensación de peligro y el amago de la pobreza son sus aliados. Él promete que América será grande de nuevo.