Los ciudadanos deciden
Doce gubernaturas que estarán en juego el primer domingo de junio de este año; así como 1182 municipios, 270 diputaciones locales y 171 plurinominales. Los partidos políticos, los que toman las decisiones al interior de los institutos, comienzan a despejar los misterios y dejar al descubierto a los candidatos. A los analistas toca detectar las razones de los nombramientos y las posibilidades de triunfo. Cada estado, como sabemos, tiene una problemática específica. Retos que lo hacen singular e importa saber si el perfil del aspirante es el adecuado para los desafíos que tocan a la puerta. A los ciudadanos les corresponde, con sus votos, formar los nuevos gobiernos. La elección del 2015 dejó en claro que los electores no se andan con miramientos. En las urnas castigan o premian. Por esa razón varios estados como Nuevo León, Michoacán, Querétaro, Sonora y Guerrero, cambiaron de partido gobernante. En la Ciudad de México el PRD quedó reducido a su mínima expresión.
La democracia no tiene precio
El costo de la elección donde participarán, según la lista nominal de electores, 26.6 millones de ciudadanos asciende a más de 7 mil millones de pesos, superior en más de un 50% a las elecciones anteriores; pero no hay que alarmarse “La Democracia no tiene precio”. Esta frase fue popularizada en 1991 por don Fernando Gutiérrez Barrios quien siendo presidente del Consejo Directivo del recién creado IFE, al ser interrogado por los periodistas sobre el gasto que representarían las elecciones con un nueva Ley electoral, un sistema más confiable para el proceso electoral, una nueva identificación y un nuevo aparato de organización electoral respondió así a todos los cuestionamientos. En corto y en mi carácter de coordinador general de Comunicación Social del nuevo organismo electoral y ante la presión de mis amigos de los medios que buscaban con ahínco la “nota” del costo electoral, pregunté a don Fernando, por qué no habíamos dado a conocer las cifras del gasto y con paciencia me explicó que en ese momento cualquier cifra hubiera sido cuestionada o aún más hubiera distraído a los periodistas y a la opinión pública de lo fundamental, que era que México contaba finalmente con un sistema electoral confiable que permitiría ayudar para consolidar el sistema democrático mexicano y agregó, Rafael dese cuenta que ahora los votos sí cuentan, que los ciudadanos serán los que decidan quién debe representarlos o gobernarlos, por lo que, lo menos importante es su costo económico. Al conocer las cifras del gasto electoral para 2016 no pude dejar de recordar este pasaje que dejo para la reflexión del lector.
Más recursos
Hablando de recursos económicos habría que comentar que siete de los estados de la República donde habrá elecciones, recibirán más aportaciones federales en el 2016, según lo señala el Presupuesto de Egresos de la Federación, lo que no solamente es un aliciente para los aspirantes, sino una buena noticia para los habitantes de esos lugares. De acuerdo al presupuesto, Aguascalientes aumentará el 4.12%, Baja California 7.62%, Chihuahua 2.36%, Puebla 1.79%, Quintana Roo 1.90% y Veracruz 1.82%. Las entidades que también tendrán elecciones y que recibirán menos aportaciones son: Durango, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas.
Más recursos, sin embargo, no significan mayor bienestar, sino un reto para aprovecharlos mejor, habrá que recordar que históricamente los procesos electorales aumentan el ritmo del gasto y en ocasiones las debilidades recaudatorias.
Menor margen de error
Para esta elección el margen de error de los partidos y los candidatos se estrecha. Un tropezón puede sacar a cualquier aspirante de la pelea. No hay que olvidar que la figura del candidato “independiente” llegó para quedarse y en varios estados ya hay aspirantes, desencantados con sus partidos de origen, que están viendo la forma de aparecer en la boleta como candidatos independientes. La campaña para la elección extraordinaria en Colima marcó un antecedente peligroso: la guerra sucia será una herramienta de uso regular. Sacar los trapos sucios del rival y ventilarlos en las redes sociales será parte medular de la estrategia. El resultado de Colima, con victoria para el PRI, dio al equipo de Manlio Fabio Beltrones el impulso para insistir en que buscarán ganar cuando menos 9 de las doce plazas, como lo declaró recientemente.
De las gubernaturas en disputa hay tres que destacan por sus implicaciones nacionales: Veracruz, Sinaloa y Oaxaca; la atención gira en torno a quiénes serán los candidatos. El PRI se enfrentará contra la alianza del PAN y el PRD. El resultado de la votación local tendrá eco más allá de las fronteras de la entidad. Por lo que la pelea estará centrada fundamentalmente entre estos partidos. Morena sólo competirá en Zacatecas de manos del cacique estatal, ahora delegado en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, y en el resto de las elecciones no pintará. Movimiento Ciudadano hará seguramente, como en las elecciones anteriores, pequeños acuerdos locales con candidatos que venían de otros partidos, que le permitan sobrevivir. El Panal y el Verde, se sabe, se sumarán al PRI en la mayoría de las candidaturas.
Veracruz lo tiene todo
La efervescencia es el rasgo distintivo del quehacer político en Veracruz, que alguna vez tuvo como lema turístico la frase “el estado que lo tiene todo”, de hecho lo tiene. Sus riquezas naturales son de tal magnitud que no sorprende su animada vida económica y comercial, que no ha tenido el desarrollo que merece por dos factores: el amago del crimen organizado y los jaloneos interminables de los integrantes de su clase política. El gobierno estatal ha luchado para rehacer sus cuerpos policiacos, aún en proceso.
Se trata de la entidad con el mayor padrón, 5.6 millones de electores, se puede anticipar que va a ser una elección muy competida.
El candidato de unidad del PRI será el senador Héctor Yunes, que se ha manifestado listo para enfrentar al aspirante del PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes, que está dispuesto a aprovechar cualquier tropiezo, para ir contra el gobierno estatal y quien tiene vasta experiencia política. Peculiar disputa entre parientes la de Veracruz, pero donde el entorno está cada vez más enrarecido.
Puebla y las alianzas
La elección en este estado tendrá repercusiones directas en el proceso presidencial del 2018. Esto se debe a que si el gobernador Rafael Moreno Valle, acaso el más visible aspirante presidencial del PAN, no logra conservar el Palacio de Gobierno, Margarita Zavala quedaría sola en la contienda. El dato relevante es que la alianza PAN-PRD, que hace seis años hizo ganar a Moreno Valle, no se repetirá. Incluso dicen los observadores que existe la posibilidad de que por el sol azteca compita uno de sus cuadros principales: el experimentado político y senador del PRD Miguel Barbosa, quien por su parte ha dicho que prefiere aguardar al 2018.
Moreno no oculta que su candidato es el actual presidente de la capital, José Antonio Gali a quien las encuestas, hasta este momento, favorecen. En el PRI se sabe de la importancia que para el 2018 representa ganar Puebla, de modo que está preparando una campaña de peso. Lo que se dice por allá , es que en el centro se estudia cuál será el mejor candidato del PRI, la senadora y ex presidenta municipal de Puebla Blanca Alcalá Ruiz, se asegura, tiene más posibilidades de lograr la unidad partidista y dar una buena pelea. Hay un pacto de unidad firmado, pero nada garantiza que todos los implicados lo cumplan.
Oaxaca y la unidad
El proceso aquí es uno de los más interesantes. A juzgar por los resultados de junio pasado y por las encuestas de preferencias electorales, el PRI tiene oportunidades reales de volver al Palacio de Gobierno. La única condición es que la unidad no se rompa, cosa que puede suceder, pues las tenciones se han agudizado. La entrada en el escenario de un jugador externo, el empresario Gerardo Gutiérrez Candiani, ex presidente del Consejo Coordinador Empresarial, ha generado desconcierto. Gutiérrez Candiani tiene respaldo de la casa presidencial pero en el PRI los militantes no lo ven con buenos ojos. El candidato mejor ubicado en las encuestas es Eruviel Pérez Magaña, que ya fue candidato; el más visible es Alejandro Murat, pero su elección corre un riesgo de polarización por los adversarios y aliados que suscita ese apellido en la región.
Ha llegado también a la final la diputada Mariana Benítez, se calcula sí tiene potencial para crecer y enfrentar una campaña que se adivina pesadísima.. Por parte del PRD el nombre más mencionado es el de Benjamín Robles Montoya. El PAN casi no pinta, de manera que su mejor opción es seguir en alianza con el PRD para repetir el logro del 2010 con el decepcionante Gabino Cué. El factor de la Sección 22 de la CNTE ha perdido fuerza pero su capacidad para generar inestabilidad no debe perderse de vista.