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La sucesión en la UNAM y los misterios de la política



Antecedentes y valor
La Universidad Nacional Autónoma de México es una institución fundamental en el proyecto modernizador del país. Es la casa de estudios superiores más grande de México y también de América Latina. Lo que sucede en su interior impacta a la nación entera.

De manera que el arranque del proceso para elegir un nuevo rector, uno que tome el lugar del doctor José Narro Robles, que pronto completará su segundo periodo al frente de la universidad, es un tema de interés político del más alto nivel.


Como antecedente resumido debemos recordar que la UNAM se fundó con el nombre de Real y Pontificia Universidad de México. El obispo fray Juan de Zumárraga en 1540 dio instrucciones para que se pidiera al rey de España que “mande en todo caso establecer y fundar en esta gran ciudad de México, una Universidad en que se lean todas las facultades que se suelen leer y enseñar en otras universidades”.


Nuestra moderna universidad nace por el empeño del brillante maestro y pedagogo Justo Sierra, por decreto del entonces presidente Porfirio Díaz, poco tiempo antes de la Revolución Mexicana, el 26 de mayo de 1910. Y su nombre oficial fue Universidad Nacional de México.


Después de una huelga estudiantil que duró del 6 de mayo al 10 de junio de 1929 se obtuvo la autonomía, es desde entonces que su nombre oficial es Universidad Nacional Autónoma de México.
A pesar de dificultades de todo tipo, los miembros de la UNAM, maestros, investigadores, estudiantes, directores y rectores, a lo largo de su historia han sabido enfrentar y resolver problemas y dificultades, gracias a ello y al esfuerzo de muchos mexicanos valiosos egresados de esta casa de estudios, hoy la UNAM cuenta con un prestigio nacional e internacional indiscutible.
Son muchísimos los egresados de la UNAM que han destacado en la vida política, social, en el mundo de las ciencias, el arte y la tecnología. Sus aportaciones al desarrollo del País son permanentes y de gran importancia.

 

Narro, líder natural
Como sabemos, la UNAM es un organismo autónomo y nacional; pero también público y laico, lo que permite alojar en sus instalaciones a mexicanos de todos los niveles socioeconómicos, de los diferentes sectores y de todos los rincones del país, sin importar su creencias religiosas o inclinaciones políticas. Propios y extraños reconocen que el Dr. José Narro Robles ejerció desde que asumió la Rectoría, incluso antes, dicen los que saben, un liderazgo inobjetable. Su mandato ha sido muy positivo y ha reflejado eficiencia política y compromiso con la Universidad y el País. Narro, por cierto, recibió el “Premio Crónica” a la Docencia y la Cultura, galardón otorgado anualmente por La Crónica de Hoy como reconocimiento a mexicanos destacados que con su labor enorgullecen a México.


Ahora, se busca alguien que pueda ocupar en las actuales condiciones el cargo que ocuparon también mexicanos de la talla de Justo Sierra y José Vasconcelos, mexicanos destacados en la historia de México, de igual manera otros como Manuel Gómez Morín, Gustavo Baz, Antonio Caso, Salvador Zubirán, Ignacio Chávez o Javier Barros Sierra. El perfil del rector elegido será una manifestación de intenciones de lo que se espera de la UNAM en esta etapa de nuestra historia, a más de un siglo de su creación. Las causas de la sociedad mexicana del Siglo XXI tienen que ser las causas de la Universidad que existe, para preparar a los mexicanos para resolver, a base de conocimientos, los desafíos del tiempo que nos toca vivir.


Responsabilidad y mando
De acuerdo a la reglamentación universitaria, el Rector es el jefe nato de la Universidad, su representante legal y presidente del Consejo Universitario. Es designado por la Junta de Gobierno y dura en su encargo cuatro años con la posibilidad de ser reelegido una sola vez. Se requiere ser mexicano por nacimiento, mayor de 35 y menor de 70 años, poseer un grado superior al de bachiller, contar por lo menos con 10 años de servicio docente o de investigación en la Universidad, haberse distinguido en su especialidad y ser persona honorable y prudente.


Entre sus facultades y obligaciones principales están las de cuidar el exacto cumplimiento de la Ley Orgánica, de las disposiciones de la Junta de Gobierno y de las resoluciones que dicte el Consejo Universitario; formar las ternas de entre las cuales la Junta de Gobierno designa a los directores de Facultades, Escuelas e Institutos; nombrar a los directores de los Centros —previa exploración de la opinión de las comunidades correspondientes—; ejercer la dirección general del gobierno de la Universidad en materias no reservadas al Patronato, así como velar por el estricto cumplimiento de las normas que rigen la vida institucional, para lo cual procurará que el orden académico no se interrumpa.(sic)


Para ilustrar el reconocimiento, capacidad y la importancia política del nombramiento, baste recordar que, en el presente reciente, Guillermo Soberón, Jorge Carpizo y Juan Ramón de la Fuente fueron rectores y después secretarios de Estado. Se dice con frecuencia en las columnas políticas que el Dr. José Narro podría recorrer el mismo camino antes de que concluya este año.

 

La elección
¿Quién elige al Rector? Lo hace la Junta de Gobierno, formada en la actualidad por quince distinguidos universitarios, del más alto nivel académico. Además del Rector, la Junta designa a los directores de escuelas, facultades e institutos.
Tradicionalmente la Junta ha estado integrada por los más importantes personajes académicos del país. Personajes de grandes ligas, en la primera Junta se encontraban: Alfonso Reyes, Jesús Silva Herzog, Mario de la Cueva, Mario Hernández, José Torres Torija, Manuel Gómez Morín, Ricardo Caturegli, Manuel Sandoval Vallarta, Antonio Martínez Báez, Alejandro Quijano, Ignacio Chávez, Gabino Fraga, Abraham González Ayala, Fernando Ocaranza y Federico Mariscal.


El establecimiento del mecanismo vigente de nombramiento del Rector a través de una Junta de Gobierno, fue producto, se dice en documentos universitarios, de un conflicto que vivió la UNAM en 1944, cuando grupos académicos-políticos de la Institución designaron a dos rectores al mismo tiempo, lo que generó serios problemas de gobernabilidad. La solución del problema para estabilizar a la Universidad, propuesta por el entonces presidente de la República Manuel Ávila Camacho, recomendada, entre otros, por el secretario de Educación Pública Jaime Torres Bodet, consistió en designar una Junta de Gobierno integrada por ex rectores de la UNAM para nombrar a un nuevo Rector. La propuesta, siempre según la versión oficial, fue en términos generales bien recibida, y finalmente fue nombrado como rector Alfonso Caso.

 

Los aspirantes
¿Quiénes son los aspirantes más notables? En los últimos días se han barajado por lo menos una docena de nombres, aunque no todos tienen posibilidades reales, por lo que mencionaremos sólo algunos de ellos; podemos comenzar con el ingeniero Sergio Alcocer Martínez de Castro, renunció hace poco a la Subsecretaría de Relaciones Exteriores, encargada del área de América del Norte, para regresar a la UNAM y participar en el proceso para elegir rector. Pone por delante una experiencia de más de 25 años ocupando los más altos cargos en el área de ingeniería. En tiempos recientes hizo aportaciones sobresalientes, al establecer un área de innovación que apoya la figura del emprendedor universitario que ya comienza a dar frutos. En una entrevista reciente dijo que la universidad está en un momento idóneo para renovarse, tiene que pensar de manera distinta hacia sí misma, crecer y mejorar de manera distinta. Ser una universidad de vanguardia que esté pensando cómo resolver los problemas más urgentes de la región y contribuir a través de esto a la humanidad.

Otro ingeniero, en este caso geofísico, que aparece en la lista es Gerardo Suárez Reynoso, que ha sido coordinador de investigación científica, con más de 50 publicaciones en las revistas científicas con mejor reputación del planeta.

El Dr. Enrique Graue, director de la Facultad de Medicina, como en su momento fueron, Ignacio Chávez, Guillermo Soberón, Juan Ramón De la Fuente y José Narro, entre otros, por lo que procede verlo con buenos ojos e incluirlo en la lista de aspirantes. Se trata de un médico oftalmólogo.


El Dr. Leonardo Lomelí Vanegas, actual director de la Facultad de Economía de la UNAM, experto en asuntos económicos, doctor también en Historia y maestro e investigador distinguido, quien ha tenido una permanente y destacada actividad docente y de investigación económica.

La Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez, directora de la Facultad de Ciencias, ha dicho en entrevistas que después de más de un siglo llegó el momento de que la Universidad tenga una mujer como rectora. La cuestión de género es atractiva y puede ser determinante, pero en el caso de Rosaura, es ferviente defensora de la autonomía, lo que es una cualidad irrenunciable para una universidad pública pues le brinda libertad para que su trabajo no esté atado a las vicisitudes de la política.

Construir ciudadanía
La Universidad es una reserva de talento en el país. Por fortuna es un recurso renovable. Tiene la vista puesta en el futuro, en el momento en que sus egresados salgan de sus aulas para construir al país. A pesar de sus logros históricos la universidad no puede vivir de viejas glorias. Tiene que vivir de sus éxitos por venir, de los logros que está procesando en sus aulas y laboratorios. Genera y difunde conocimiento, pero su misión, desde la perspectiva de los universitarios más ilustres, es la formación de ciudadanos que con las armas del conocimiento hagan posible la transformación hacia un país más justo y generoso. Educar, suele decir el propio rector José Narro, es “construir ciudadanía”. Mexicanos competentes y aptos para la democracia que se conviertan, en la vida profesional, en aliados en lucha contra la desigualdad y la injusticia.

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