El anuncio se había filtrado la víspera a los medios de comunicación. A pesar de lo cual imperaba la incredulidad entre los reporteros de la fuente. El propio jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, se encargó de dar la información sustantiva: Con el propósito de abrir un periodo de evaluación, pidió la renuncia a todos los integrantes de su gabinete legal. La acción, inusitada, se enmarca en el contexto del Tercer Informe de Gobierno que supone la mitad de la administración. La idea es detectar qué dependencias han cumplido las metas, los compromisos ante la ciudadanía, dijo.
Miguel Mancera hizo un compromiso ante los medios y a través de ellos a la ciudadanía: “Y por supuesto que haré yo personalmente todo este análisis en todas y cada una de las áreas que están involucradas en el gabinete legal y algunas que abarcarán de manera particular hacia el gabinete ampliado en el proceso de evaluación”.
Salida precipitada
Los reporteros, atónitos, buscaron antecedentes. Algunos recordaron que tras la destitución de Alfredo Hernández, que era secretario de Obras, Mancera había dicho: “ya saben lo que sucede cuando se equivocan de rumbo. Si encuentras algo que no funciona hay que cortarlo de raíz”. La versión de la renuncia habría sido filtrada a la prensa por uno de los secretarios del gabinete, molesto por el proceder del Jefe de Gobierno. La decisión rompió un esquema que se había fraguado a fuego lento en el sentido de que el Jefe de Gobierno no toma ese tipo de medidas contundentes. Quienes así pensaban se equivocaron o tal vez olvidaron que cuando era procurador capitalino tomó, en un arranque de audacia, la decisión de negociar personalmente la liberación de unos rehenes atrapados por delincuentes que querían robar una casa de empeño.
Nuevo mapa político chilango
Es obvio que los resultados de la elección del 7 de junio enviaron un mensaje contundente que era imposible no escuchar en el Palacio del Ayuntamiento. Ese día se quebró la hegemonía ejercida por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) sobre la ciudad capital desde hace más de tres lustros. El partido del sol azteca ganó con soltura una serie de elecciones, lo que condujo a un manejo patrimonial de los recursos de la ciudad, distribuidos por cuotas entre las tribus perredistas que se engolosinaron hasta el paroxismo. Se sirvieron con la cuchara grande, metiendo a la nómina a amigos, amiguitas, compadres y familiares de todos los grados. La calidad del servicio público en la ciudad tuvo una caída libre. Literalmente cualquiera podía acceder a posiciones de alto responsabilidad para las que no estaba calificado. Un verdadero desastre. Las victorias aseguradas crearon un entorno ideal para prácticas corruptas. Había una tapadera tamaño caguama. Todos tranzando y todos cubriéndose las espaldas. Mal servicio público y corrupción fueron las cartas de presentación del PRD en la elección pasada.
Morena, el archirrival
Viéndolo desde esta perspectiva era obvio que las posibilidades de triunfo disminuyeran. Aun así, el resultado incluye el hecho de que el PRD perdió la mayoría en la Asamblea Legislativa, pero no sólo eso, sino que la perdió a manos de su naciente archirrival: el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) el partido escriturado a favor de Andrés Manuel López Obrador, cuyo primer objetivo es poner en jaque a la administración de Miguel Mancera de aquí al 2018, cuando intentarán el asalto definitivo al Palacio de Ayuntamiento. López Obrador, Martí Batres y Ricardo Monreal constituyen el eje del mal. No ocultan sus intenciones de boicotear la segunda parte del sexenio de Mancera, quien por cierto ya aceptó que sí tiene interés en ser candidato a la Presidencia de la República.
En las delegaciones políticas el resultado fue muy desfavorable para el PRD. El Partido Acción Nacional ganó en Benito Juárez y Miguel Hidalgo; el PRI en Cuajimalpa, Contreras y Milpa Alta; Morena se llevó Cuauhtémoc, Azcapotzalco, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco. El PRD conservó las demás, incluyendo Iztapalapa, que era junto a Cuauhtémoc las joyas de la corona.
Mancera necesita, en estas condiciones, una defensa menos porosa, que no deje pasar todos los golpes y también, en la medida de lo posible, pasar a la ofensiva, recordando el adagio de que la mejor defensa es el ataque. Era obvio que uno de sus flancos más vulnerables era la comunicación social, pues su gobierno no se comunica como debería con los ciudadanos. Ya se puso un remedio nombrando un profesional probado al frente del manejo de medios, que será definitivo en los próximos meses.
Un perfil de Mancera
Miguel Mancera tiene el grado de doctor en Derecho y parecía destinado a tener una larga carrera en el sector académico. Nació en la ciudad de México, en el seno de una familia acomodada, está por cumplir 50 años. Inició su acercamiento a la administración pública brindando asesorías en la Asamblea Legislativa y en la Secretaría de Protección y Vialidad. Su despegue fuerte se registró en el año 2008, cuando Marcelo Ebrard lo nombró procurador de Justicia en sustitución de Rodolfo Félix. De la procuraduría saltó a la candidatura del PRD al gobierno capitalino.
Miguel Mancera ganó la elección del 2012 con más del 66 por ciento de los sufragios. Lo que supone una hazaña, pues es el candidato más votado en la historia de la ciudad. El porcentaje supone que no sólo votaron por él los simpatizantes de la izquierda sino también de otras corrientes políticas, lo que demostró que su calidad de candidato ciudadano tuvo aceptación general.
Sus rivales en ese lance, tres señoras distinguidas que no metieron ni las manos, incluida la colosal decepción que supuso la candidatura de Beatriz Paredes, quien quedó lejísimos de las expectativas. En la conformación de su equipo de gobierno, de su primer gabinete, quedó expuesto que carecía de un equipo propio, por lo que echó mano de gente de diferentes orígenes. Había gente vinculada a las tribus perredistas, otras provenientes del equipo de López Obrador, algunos ex colaboradores de la Procuraduría.
El Gabinete
La decisión de pedirle la renuncia a todos los integrantes del gabinete le abre una oportunidad de decidir, a partir de la experiencia adquirida en el cargo y de los retos que le toca enfrentar, sobre todo de cara a su eventual candidatura presidencial. No puede echarle a nadie ni triunfos ni derrotas, él será el único responsable, por eso es muy importante que no se trate de un cambio superficial o cosmético. No tendría sentido crear la expectativa de un cambio de rumbo, de un golpe de timón, si termina con un par de cambios en dependencias secundarias. Nada de eso. Necesita estar a la altura del cambio que él mismo bosquejó.
Los evaluados
Los integrantes del gabinete no sólo serán evaluados por su jefe, de hecho ha sido una oportunidad para que los grupos políticos y los rumorólogos expresen su opinión.
También los ciudadanos tienen su propia percepción, que quizá no cubra los requisitos de una evaluación metodológicamente formal, pero que sin duda forman una buena o mala corriente de opinión. La decisión por lo tanto no será fácil para Mancera y seguramente no dejará contentos a todos.
Percepción pública
Por lo pronto, la percepción de los ciudadanos aprueba y reconoce en mayor o menor medida al secretario de Salud Armando Ahued, que ha logrado posicionarse positivamente en la opinión pública capitalina, encabezando campañas de salud que han sido aprobadas por los capitalinos, sin olvidar el buen papel que desempeñó en momentos de emergencia sanitaria; el secretario de Turismo Miguel Torruco ampliamente conocido en el sector turístico y que se sabe cuenta con un amplio conocimiento de estos asuntos y que ha implementado programas de promoción de gran aceptación tanto para empresarios como para la población; el joven secretario de Seguridad Pública que todos los días acredita resultados de la policía capitalina con la ayuda de la tecnología; el procurador de Justicia, quien sigue las enseñanzas de su antecesor y ahora su jefe Miguel Ángel Mancera y que con inteligencia da buen uso a los medios de comunicación para acreditar su trabajo, el doctor René Drucker Colín, reconocido científico que desde tiempo atrás ha trabajado para impulsar el apoyo a la investigación y difusión científica.
Se encuentran algunos funcionarios que por su propia tarea o por discreción personal tienen poca exposición en los medios y por lo tanto el grueso de los capitalinos no alcanza a juzgar, entre ellos están el Eduardo Rovelo Pico, contralor General, José Ramón Amieva consejero Jurídico y Jorge Silva Morales de Oficialía Mayor; sin embargo, no se salvan de la percepción que de su trabajo tienen sus compañeros de gabinete y desde luego de la evaluación anunciada.
Presión política
Los grupos políticos y en este caso el nuevo partido político Morena tienen también su propia evaluación que se guía más por las conveniencias que por los resultados de los funcionarios, de ahí se entiende el odio “tabasqueño” para el secretario de Gobierno, Héctor Serrano, que al ser el operador político presenta mayor vulnerabilidad. De igual manera, la secretaria de Desarrollo Social, Rosa Icela Rodríguez, de quien se dice es consentida del grupo López Obradorista y a quien se le adjudican traiciones a sus compañeros perredistas, Joel Ortega, director del Metro, quien a partir de las denuncias presentadas por las irregularidades de la ruta 12 ha sumado enemigos y críticas a su gestión, las que ha tenido que sortear diariamente.
La decisión
La pregunta es: ¿Qué elementos se tomarán en cuenta y cuales tendrán más peso para la evaluación?: la percepción ciudadana, la evaluación particular del Jefe de Gobierno o la opinión de los grupos políticos. ¿Se podrán equilibrar todos para la decisión final? ¿Se cubrirán las expectativas de los habitantes del D.F. de contar con mejoras en los servicios del Gobierno de la ciudad de México?... Pronto lo sabremos.