El ombligo de la luna
La Ciudad de México ha sufrido múltiples transformaciones a través de los años, nace como capital de la República con la constitución de 1824, pero su concepción como centro de México se inicia desde la época prehispánica con el nombre de Tenochtitlan, que significa “en el ombligo de la Luna”, fue fundada el 13 de marzo de 1356 y se convirtió en un imperio que se expandió hasta Chiapas y Centroamérica a lo largo de dos siglos.
En la etapa de la Conquista, en 1528, se nombró a la antigua México-Tenochtitlan como sede de la Audiencia de México y ocho años más tarde, capital del Virreinato de la Nueva España.
Durante los tres siglos de gobierno virreinal, la Ciudad de México fue un punto político de primer nivel que a pesar del control por parte del imperio, logró conservar una relativa autonomía, convirtiéndose en un centro de intercambio comercial de mercancías europeas y asiáticas y un centro cultural destacado donde surgen la primera imprenta y la primera universidad del Continente americano.
Así, durante la última etapa de la época virreinal, a fines del siglo XVIII, el científico y viajero alemán Alexander von Humboldt, la definió como “Ciudad de los Palacios”, por las importantes edificaciones realizadas por europeos.
El primer jefe de gobierno
La Independencia de México, trajo consigo la designación como sede del primer Imperio Mexicano gobernado por Agustín de Iturbide y posteriormente como asiento de una débil república en 1847 fue ocupada por el ejército estadunidense. El general norteamericano Winfield Scott, que tomó la Ciudad de México, nombró al primer Jefe de Gobierno del Distrito Federal, claro, norteamericano; posteriormente tras luchas entre conservadores y liberales, se dio una nueva invasión, esta vez del ejército francés que facilitó la llegada del archiduque Maximiliano de Habsburgo y Carlota Amalia de Bélgica, en 1864, en este régimen monárquico se convirtió en Departamento del Valle de México.
En la época porfirista, después de varios cambios en su territorio, se le dio una mayor importancia política y administrativa y se le llamaba Municipalidad de México, en la que el Presidente de la República nombraba al Gobernador de la Ciudad de México.
Durante el periodo de la Revolución Mexicana, los poderes de la Unión se pretendieron cambiar de sede, a Querétaro y Veracruz, aunque nunca se legalizó esta intención. Con la promulgación de la Constitución General de la República de 1917, se crean las delegaciones en el territorio del Distrito Federal y en 1928 se aprueba la Ley Orgánica del Distrito y Territorios Federales, donde el Ejecutivo Federal gobernaría por medio de un Departamento del Distrito Federal el cual sería encabezado por un Jefe del Departamento, designado por el Presidente de la República.
En la década de los cuarenta, la economía de la ciudad tuvo un fuerte desarrollo y a iniciativa del presidente Manuel Ávila Camacho se aprobó un nuevo estatus del Distrito Federal, encabezado ahora por un Gobernador del Distrito Federal, situación que cambió en el régimen posterior del presidente Miguel Alemán Valdez, volviendo a utilizarse la figura de Jefe del Departamento del Distrito Federal. En el sexenio del Lic. Luis Echeverría Álvarez, se crearon las 16 delegaciones actuales y se decretó utilizar nombres de héroes nacionales, respetando los de las regiones originales.
De regente a jefe de gobierno
Posteriormente, en 1987, se crea la Asamblea de Representantes del Distrito Federal y por primera ocasión los ciudadanos capitalinos votan para elegirlos; en 1993 se aprueban facultades legislativas para promulgar leyes internas en el D.F. y se le llama Asamblea Legislativa, como en la actualidad.
En 1997, durante la presidencia de Ernesto Zedillo se modificó el nombramiento del llamado Regente de la Ciudad, sustituyendo la designación directa por medio de una votación abierta a todos los pobladores del Distrito Federal, surgiendo entonces el Jefe de Gobierno. La siguiente reforma, además del avance en la administración y legislación de la ciudad, fue la elección directa de los delegados, ahora llamados Jefes Delegacionales.
La nueva reforma
Finalmente en Abril del 2015 se aprueba una nueva reforma política para el Distrito Federal, que busca una autonomía semejante a los de otros estados de la República; de manera resumida las principales modificaciones son: cambia de denominación para llamarse desde ahora Ciudad de México, como una entidad Federativa con autonomía constitucional en su régimen interior y su organización política y administrativa; por lo tanto, la Ciudad de México tendrá su propia Constitución Política, será una Asamblea constituyente quien tendrá la responsabilidad de redactar la Constitución. Las actuales delegaciones serán alcaldías integradas por un alcalde y un consejo, accediendo a recursos federales en el marco de la Ley en la materia. El Jefe de Gobierno tendrá la facultad de nombrar y dirigir al encargado de la fuerza pública y su actividad; el Presidente de la República podrá remover sólo por causas graves que determine el Congreso, al encargado de la seguridad pública.
La Asamblea Constituyente se determinó fuera integrada por 100 personas, 60 por elección directa de los ciudadanos, 14 por los senadores, 14 por los diputados y 6 designados por el Jefe de Gobierno y 6 más por el Presidente de la República.
La asamblea constituyente
La elección se realizó con poca información para los votantes y por tanto con escasa participación; aun así, algunos partidos fueron acusados de manipulación del voto y de acarreo, pero finalmente se conocieron los 60 nombres, entre los que figuran candidatos independientes, 30 de ellos mujeres y 30 hombres.
La Cámara de Diputados designó a sus representantes, entre los que destacan Enrique Jackson, veterano priista y varias veces legislador por su partido el PRI; Cecilia Romero, primera mujer presidenta del PAN y diputada en dos ocasiones; Cecilia Soto del PRD, ex candidata a la Presidencia de México por el Partido del Trabajo y diputada en varias ocasiones.
Por su parte, el Senado designó entre otros a Raúl Cervantes Andrade, abogado asesor de líneas camioneras, pero que en el PRI se convirtió en un eficiente litigante a favor de las causas de este partido; Ernesto Cordero, quien fue secretario de Hacienda en el sexenio pasado que gobernó el PAN y aspirante a la candidatura de su partido a la Presidencia; Dolores Padierna, experimentada política del PRD y esposa del llamado “Señor de las Ligas” René Bejarano; Alejandro Encinas que a última hora participó y quien fue candidato perdedor al Gobierno del Estado de México y buen amigo de López Obrador.
Los de Mancera
El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, depositó su confianza en varios personajes, pero quizá el más destacado es Porfirio Muñoz Ledo, ex presidente del PRI, del PRD, ex funcionario público, ex embajador, primer mexicano en ocupar un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU y experto polemista, a quien por cierto se le atribuye en buena parte la Reforma Política de la Ciudad de México. Habrá que recordar que Muñoz Ledo fue el autor de la “Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados”, que durante el sexenio de Luis Echeverría se convirtió en tesis del Gobierno Mexicano en todos los foros internacionales. Ha sido un político respetado por su talento y despreciado por su temperamento; sin embargo, habrá que reconocer que de los 100 integrantes de la Asamblea, curricularmente es el más destacado.
Los de Peña Nieto
Por su parte el Presidente de la República designó a 6 personajes entre los que se encuentran mujeres expertas en Derecho, con un sello distintivo: son egresadas de la Escuela Libre de Derecho. Pero la sorpresa para propios y extraños fue la designación de Augusto Gómez Villanueva, un veterano político que tuvo sus mejores momentos siendo el primer secretario de la Reforma Agraria del Gobierno Mexicano, durante el periodo del presidente Luis Echeverría y quien ha sido un luchador social, especialmente por las causas campesinas. Ha sido diputado y embajador y líder de la Confederación Nacional Campesina, donde se formaron varios jóvenes que destacaron con los años en la vida política.
Para presidir la Asamblea fue designado Gómez Villanueva, por su capacidad de conciliación y experiencia legislativa. Como dato significativo habrá que recordar que Augusto en su juventud le dio posesión de la Directiva de la Sociedad de Alumnos de Derecho en la UNAM a Miguel de la Madrid y Porfirio Muñoz Ledo; también que simpatizó con Cuauhtémoc Cárdenas, cuando éste decidió abandonar el PRI. En su vida política se distinguió por su lealtad y eficiencia.
La constitución
Algunos bisoños o ignorantes, como también los hay, han hecho aparecer a la nueva Constitución como una panacea, como un ente independiente del conjunto, en este caso la Federación, por lo que los asambleístas tendrán que dejar claro que el texto de la nueva Constitución de la Ciudad no puede separarse el texto y el espíritu de la Constitución General de la Republica, y tendrán que cuidar que ningún ordenamiento legal se contraponga a lo que dice nuestra Carta Magna.
También es importante borrar las expectativas de que contar con una Constitución equivaldrá a tener una mejor calidad de vida, como si fuera un acto de magia. Nada de eso. Si bien ha sido una aspiración política, también lo es que la Constitución de la Ciudad de México debe ser un ordenamiento de Derechos y Deberes de los capitalinos; mostrará a qué debemos atenernos, pero el acceso a un mejor nivel de vida será, como siempre ha sido, fruto del trabajo.
Lo que hemos visto hasta el momento en los debates es poco halagüeño. Los legisladores de Morena se han dedicado a reventar las sesiones, oponiéndose a todos los acuerdos, a veces con argumentos, pero la mayoría de las ocasiones recurriendo a los gritos y sombrerazos. Será muy complicado avanzar a paso veloz y es muy posible que en más de una ocasión los legisladores del partido de López Obrador interrumpan los trabajos porque no les guste el rumbo de los acontecimientos.