Segundo aniversario
El quehacer político nacional entró en la órbita gravitacional del 1 de diciembre, segundo aniversario de la toma de posesión del presidente Enrique Peña Nieto. Signo ominoso de los tiempos que corren, los anarquistas, que fueron los protagonistas de aquella jornada infausta en el 2012 cuando atacaron a la ciudad, todavía gobernada por Marcelo Ebrard; dos años después, a pesar de toda el agua que ha corrido bajo el puente nacional, los anarquistas seguramente volverán a dominar las primeras planas. Puede usted apostar doble contra sencillo a que reaparecerán el próximo 1 de diciembre. Entre aquel ataque y el que se espera han pasado muchas cosas que serán evaluadas en diversos espacios periodísticos. Sería injusto centrar la calificación del gobierno en los disturbios callejeros, pero sí debe consignarse que es una sombra que lo ha seguido desde el inicio del gobierno y que todavía no encuentra la forma de sacudirse.
Triunfo por alto margen
El mexiquense Enrique Peña Nieto, oriundo de la localidad de Atlacomulco, que por cuestiones políticas es un verdadero pueblo mágico, era favorito claro para ganar la elección presidencial desde antes de que comenzara el proceso de manera formal. Su popularidad, carisma y ascendencia al interior del PRI permitieron al tricolor congregarse en torno a su candidatura y emprender la campaña presidencial sin fisuras ni desgastes. No ocurrió lo mismo en otros partidos. En el PAN, la candidata Josefina Vázquez Mota tuvo que imponerse en una ruda competencia interna con Ernesto Cordero, malogrado delfín de Felipe Calderón que no quería ni a Josefina como candidata, ni a Gustavo Madero como dirigente. En el PRD, López Obrador y su entonces carnal Marcelo resolvieron en lo oscurito las candidaturas. El tabasqueño repetiría como aspirante presidencial y Marcelo podría manejar su sucesión en el Gobierno del Distrito Federal como quisiera. Dos años después Andrés Manuel rompió con el PRD y hoy es su principal adversario. Aunque no logró obtener la mayoría en San Lázaro, el PRI triunfó en la elección de julio del 2012 por amplia margen.
Redes sociales
Un tropezón de su campaña fue la aparición del movimiento Yo Soy 132, desde entonces se detectó que el manejo de redes sociales era uno de los puntos vulnerables, del equipo del mexiquense, que por cierto no se atendió. Eran malos, lo siguen siendo y puede ser un dolor de cabeza tipo migraña para las elecciones del 2015. Sabemos que esta nueva tecnología de comunicación por la facilidad del anonimato es irreverente y en ocasiones mentiroso; sin embargo, provoca percepciones inmediatas que se convierten rápidamente en rumor y la mayoría de las ocasiones en noticia. Su velocidad y acceso fácil permiten también que medias verdades con gran facilidad se conviertan en verdades. Los funcionarios y los personajes de la vida pública han incursionado en este amplio mundo de la comunicación inmediata que requiere una especial atención y aplicación.
Gabinete experimentado
La toma de posesión del nuevo presidente Enrique Peña respondió a las expectativas. Logró acudir a la Cámara de Diputados a rendir la protesta de ley y después pudo dar su mensaje inicial a sus anchas en Palacio Nacional. Confeccionó su gabinete presidencial con políticos experimentados, muchos de ellos ex gobernadores, aunque desde el principio no ocultó que sus hombres de confianza eran Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio, los secretarios de Hacienda y Gobernación que tuvieron desde el primer día un trato preferencial.
Pacto por México
En realidad, la jugada genial del arranque del sexenio hace dos años fue la firma del Pacto por México con los líderes del PAN, Gustavo Madero; del PRD, Jesús Zambrano y del PRI, César Camacho. Ese día los astros estaban alineados. A los presidentes de los partidos de oposición les urgía una tabla de salvación y el gobierno necesitaba del concurso de los partidos para presentar y procesar una ambiciosa agenda de reformas, acaso las más relevantes en medio siglo. El Pacto por México catapultó a Peña a las grandes ligas de la política internacional. Su don natural, su talento innato, es la política en corto, la negociación en el cubículo. Su trato afable, de pares, desarma a sus interlocutores que terminan encantados de ser parte de sus proyectos.
Reforma educativa
El Pacto permitió concentrar la atención en el caso de las reformas, comenzando por la educativa que trajo aparejada una sorpresa mayúscula: la detención de la Presidenta vitalicia del Sindicato de Maestros que hoy está recluida en el penal de Tepepan. Ese gesto demostró una determinación que parecía iba a ser la marca de la casa. El éxito y las expectativas de la reforma educativa aceitó la maquinaria del Pacto que avanzó porque todos su firmantes salían ganando. La instrumentación de la educativa le correspondió al Secretario de Educación, Emilio Chuayffet.
Reforma financiera y fiscal
Se impulsó una reforma financiera, preparada por el equipo técnico que encabeza Luis Videgaray , que tuvo una buena acogida; en cambio, la reforma fiscal no dejó a nadie contento. Esta reforma fiscal enfrió hasta casi el rompimiento de la relación del presidente Peña con un sector amplio del empresariado que todavía hoy está resentido con el mexiquense y no lo oculta. Argumentan que una reforma grotescamente recaudatoria que no ayuda a la promoción del desarrollo y que es en parte responsable del discreto crecimiento económico del país. La reforma fiscal dio al traste con una relación entre el gobierno y los empresarios que no se ha compuesto bien a bien.
Reforma en telecomunicaciones
Se concretó también la reforma en telecomunicaciones cuya divisa fue desde el principio permitir la competencia en un área estratégica del quehacer nacional que por décadas estuvo cerrada en exceso. No fue sencillo porque se lastimaban intereses de hombres acaudalados, con fortunas que los hacían aparecer entre los más ricos del mundo. Nombres como Carlos Slim, Ricardo Salinas y Emilio Azcárraga se hicieron sentir. Entre las consecuencias de esa reforma está la puesta en subasta de dos nuevas cadenas de televisión abierta que quedarán en manos de alguno de los hermanos Vázquez Raña o de Francisco Aguirre de Grupo Radio Centro.
Reforma política
Hasta aquí las reformas generaron entusiasmo y apoyo dentro y fuera de México. La imagen del país en el exterior registró un subidón que colocó a Peña en los cuernos de la luna. La reforma política generó mucho menos entusiasmo porque nunca fue una demanda popular, sino una imposición, casi un capricho de Gustavo Madero que la impuso como condición para que los legisladores del PAN votaran a favor de la reforma energética. Los ciudadanos demandaban empleos y seguridad, pero no cambios en las reglas del juego político. La reforma tuvo como resultado la desaparición del IFE y la creación del Instituto Nacional Electoral que ahora se tiene que encargar de todas las elecciones en territorio nacional. La reforma política se sacó como se pudo, casi al límite de los tiempos electorales.
Reforma energética
Todo quedó listo para votar la reforma energética, la madre de todas las reformas y sello distintivo e histórico del sexenio de Peña Nieto. Con la propuesta se esperaban grandes manifestaciones de protesta pero la verdad es que nunca llegaron. Aunque el PRD votó en contra, no boicoteó el proceso y la reforma salió dando lugar a un cambio cualitativo en el que el gobierno tiene cifradas sus esperanzas de un mayor crecimiento económico que en estos dos años ha sido raquítico, muy lejos de lo esperado.
Reposicionamiento internacional
El reposicionamiento de México en el concierto internacional ha sido también una tarea exitosa del nuevo gobierno, abrir nuevos mercados, reestablecer relaciones o mejorarlas con países de economías útiles para México es un logro que no se puede menospreciar, el cambio de la política internacional de México ha sido positiva y la presencia de Enrique Peña Nieto en los foros internacionales es sin duda destacada. Con las reformas en el bolsillo, el gobierno de Peña se encaminaba a la consagración internacional, hasta que la noche del 26 de septiembre descarriló o cuando menos tropezó.
La pesadilla
El caso Iguala metió al gobierno en una espiral descendiente que no se ha podido detener. La desaparición de los normalistas de la escuela de Ayotzinapa y el hecho de que el alcalde perredista de Iguala y su esposa, así como el ex gobernador Ángel Aguirre de Guerrero tengan algún grado de responsabilidad o culpabilidad fue el comienzo de una pesadilla que todavía no termina y que será muy difícil que concluya del todo, por la simple razón de que, si nos atenemos a la versión oficial, los normalistas no aparecerán nunca.
Revirtieron la culpabilidad
El gobierno federal tuvo una intervención si bien con intención positiva, errática desde el principio y no ha sabido bien a bien como contener los daños al interior del país y a nivel internacional. La buena percepción de México quedó lastimada y volvimos a ser el país violento del sexenio pasado en el que cualquier barbaridad puede ocurrir. El tema fue contaminado por todo tipo de grupos violentos y con intereses políticos contrarios al Gobierno, entre los que quizá también participan los verdaderos responsables, LOS NARCOTRAFICANTES, que lograron revertir la culpabilidad, por lo que el desgaste se ha concentrado en el presidente Enrique Peña y en el procurador Jesús Murillo. Todavía no está claro cómo podrá el presidente salir del caso Iguala, pero después de la gloria de las reformas, el gobierno cayó en el pasmo de Ayotzinapa. El balance que podría haber sido de luces en su mayoría, hoy tiene también densas sombras.