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Líderes obreros, de estrellas a fantasmas



TERMINA UNA ÉPOCA
La muerte del secretario general de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Joaquín Gamboa Pascoe, quien falleció hace unos días en la ciudad de México, a la edad de 93 años, de una insuficiencia respiratoria, ilustra de modo fúnebre pero claridoso el fin de una etapa del quehacer político mexicano, fundamental en el México post revolucionario. Gamboa Pascoe fue, como lo dijo el secretario del Trabajo Alfonso Navarrete Prida, un referente del sindicalismo en el país.

Antes que él estuvieron al frente de la central obrera personajes como Leonardo Rodríguez Alcaine y Fidel Velázquez, ambos incomparables de la picaresca mediática, favoritos de los caricaturistas, pero también, no hay que olvidarlo, figuras centrales de un régimen político que tuvo una prolongada vigencia en el país a lo largo del siglo pasado.

LA HISTORIA
Habrá que recordar que es hasta la Constitución de 1917 donde, en el artículo 123, se regulan las relaciones laborales del país y se crea la Casa del Obrero Mundial, con presencia en varias entidades del país, es éste el primer intento serio por establecer una corporación sindical en México.

Posteriormente, se formaron otras como la CROM, CGT, CNCT, CGOCM, todas con el fin de unificar la defensa de los derechos de los trabajadores de México, pero es hasta el 24 de febrero de 1934 que esto se logra con la creación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), bajo el liderazgo de Vicente Lombardo Toledano. Los objetivos eran: proteger los derechos de los trabajadores a la huelga, vivienda y alimentación dignas. Impulsar la capacitación y exigir buenas condiciones de trabajo. Lombardo en su discurso inicial dice “Éste es un gran día para México; se ha creado al fin la primera central de trabajadores de la República. Nuestro lema será por una sociedad sin clases”.

NACIONALISMO REVOLUCIONARIO
La historia del pacto social entre el Estado mexicano y el movimiento obrero sintetiza el proceso de modernización. Fue clave en la pacificación del país, en la expansión de la ideología que se llamó “nacionalismo revolucionario” y en un factor que explica en buena medida la estabilidad social que ha gozado México en las últimas décadas. Se trató de un vasto operativo de control político exitoso, que contuvo en nuestro país la expansión de la ideología socialista durante el siglo XX, pero que consiguió establecer un estado de bienestar para la clase trabajadora, que las nuevas generaciones quizás no recuerden. Gracias a estas agrupaciones sindicales, los trabajadores mexicanos cuentan ahora con los beneficios de los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social, del Infonavit, Fonacot, entre otros.

EPOPEYAS DEL PASADO
A lo largo del siglo pasado, el movimiento obrero fue un factor decisivo para consolidar la incorporación del país al concierto internacional de naciones, en el ámbito capitalista hay que subrayarlo para las nuevas generaciones, pues en aquellos años la opción socialista era atractiva para sectores amplios de la clase trabajadora de México y otras naciones de la región. Diversos analistas ven en la alianza de los trabajadores y el Estado una de las razones que explican la fortaleza de la Presidencia de la República.

Episodios que hoy vemos como epopeyas, como la nacionalización de la industria petrolera, de la eléctrica, e incluso, en otro nivel, la bancaria, mientras la alianza daba frutos tangibles para la base trabajadora se mantuvo sólida, pero desajustes en la economía internacional y sobre todo una concentración de la riqueza peligrosa y vergonzosa en México desgastaron poco a poco el vínculo, lo que supuso también la pérdida de poder político de los líderes de los trabajadores, en particular los de las centrales como CTM o CROC.

Otro espacio se generó con los llamados sindicatos independientes que, a la larga, han sido partícipes de una red de intercambios y prácticas del sistema político mexicano, aunque sin menoscabo de que muchos sindicatos también cumplan con su función de proteger y promover los derechos de los trabajadores, que no necesariamente de las empresas u organizaciones en las que trabajan.

VICENTE LOMBARDO TOLEDANO
Es el padre fundador del sindicalismo moderno en México. Fue, como les gusta decir a sus biógrafos, un hombre de pensamiento y de acción. Un filósofo, un luchador social y un activista político. Formó parte del grupo universitario conocido como “Los siete sabios”. Forjador de frases célebres pero también de organizaciones producto del régimen surgido de la Revolución Mexicana. Estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Derecho, formó parte del llamado Ateneo de la Juventud, uno de los alumnos preferidos de Antonio Caso. Lombardo fundó la Universidad Obrera de México de la que fue director hasta su muerte. En 1918 inicia sus actividades sindicales al interior de la CROM. Por desacuerdos que terminaron en encontronazos, Lombardo prefirió fundar un organismo diferente, en 1936 organizó un Congreso de Unificación Proletaria del que surgió la Confederación de Trabajadores de México, entonces alejada del gobierno. Fue secretario General de la Confederación de Trabajadores de América Latina y Vicepresidente de la Federación Sindical Mundial.

DON FIDEL VELÁZQUEZ
El dirigente obrero por antonomasia nació en el seno de una familia semi rural. Cuenta la leyenda que trabajó desde niño y que a duras penas terminó la educación primaria. Tuvo varios trabajos hasta que comenzó a trabajar en una lechería, donde le picó el interés del sindicalismo y de paso a la política. En 1924 fundó la Unión de Trabajadores de la Industria Lechera, en colaboración con otros dirigentes, demostró su destreza para la grilla obrera. En 1933 fundó la Confederación General de Obreros y Campesinos de México, sindicato que tres años más tarde se transformó en la Confederación de Trabajadores de México (CTM).Desde 1941 hasta su muerte,

Fidel Velázquez desempeñó la secretaría general de esa central. Fue elegido senador de la República en tres ocasiones. Más allá de los datos biográficos, es necesario resaltar que don Fidel llegó a ser un maestro del oficio político, en tiempos donde la lectura de señales, de gestos apenas perceptibles, la interpretación silencios, eran la clave para saber lo que venía. Fidel tuvo el papel varias veces de “destapar” al candidato presidencial del PRI, en un proceso siempre delicado del que invariablemente salió airoso. Su ingenio era impredecible. En cierta ocasión, ante un destape presidencial que resultó sorpresivo, Fidel le dijo al presidente en turno: “nos leyó la mente”. Fue el líder obrero más influyente del siglo XX y participó invariablemente en todas las campañas políticas a favor del PRI.

LA “GÜERA” RODRÍGUEZ
Leonardo Rodríguez Alcaine, conocido como “la güera”, nació también como Fidel en el Edomex, allá por 1919, pero en una familia de clase media, con madre española. Él sí tuvo oportunidad de tener estudios, incluso superiores. Antes de cumplir 20 años ingresó a la Comisión Federal de Electricidad, a la planta de Colorines para ser más precisos, donde dio muestras de su interés por la vida sindical. Dicen que tuvo una participación muy activa en el proceso que concluyó con la nacionalización de la industria eléctrica en el sexenio de Adolfo López Mateos. Asumió la jefatura del sindicato de electricistas al fallecimiento de otro líder legendario, Francisco Pérez Ríos.

Ya para la década de los años 80 era de los mandos de la CTM, donde fue asumiendo cada vez posiciones más relevantes. A la muerte de don Fidel, en junio de 1997, asume la Secretaría General de la CTM. Tuvo a lo largo de su estancia en la central una relación complicada, tormentosa se diría, con los reporteros de la fuente. Como otros dirigentes de la central tuvo varias puestos políticos relevantes abanderando al PRI, fue cuatro veces diputado federal, y en dos ocasiones senador de la República. Ocupó la presidencia del Congreso del Trabajo en dos ocasiones.

NUEVOS RETOS
Con ellos terminó una época de la historia de México, del sindicalismo corporativo y paternal que, habrá de reconocer, tuvo su aportación a favor del desarrollo del País y de las Instituciones, existen reproches históricos por la acumulación de riqueza y abuso del poder que algunos de ellos tuvieron a lo largo de su desempeño. Son representantes de una generación con una formación empírica en el liderazgo, pero con sabiduría sobre los manejos de las antiguas formas de hacer y participar en la vida política de México. La modernidad y globalización presenta ahora nuevos retos para el sindicalismo, la deserción de trabajadores de los sindicatos, su opacidad y falta de compromiso por los intereses de los trabajadores, entre otros son retos mayúsculos.

A pesar de la alternancia política de los años recientes. Independientemente de qué partido gobierne, el Estado mexicano sigue siendo corporativo alimentado
por distintos tipos de organizaciones, por ello es deseable que los sindicatos exploren nuevas alternativas para transitar hacia la democratización, modernización e internacionalización para su permanencia digna.

La reforma de las instituciones ya existentes y la creación de nuevas instituciones del trabajo, son tareas indispensables en el camino de la consolidación democrática.

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