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La lucha por el poder en el siglo XXI



La transición política que se concretó en el año 2000 con el triunfo del candidato del Partido Acción Nacional, Vicente Fox, terminó con la era del partido hegemónico, el PRI, y abrió la etapa del sistema de partidos que domina en la actualidad. Ambas formas de procesar el poder tienen un rasgo común: prescinden de los ciudadanos. Es un rasgo arcaico que no tiene cabida en el Siglo XXI.


Los partidos que quieran mantenerse vigentes tendrán que hacer de lado la percepción transmitida de generación en generación, de que la política es lo que ocurre entre los políticos, del ogro filantrópico que hace barbaridades o instrumenta políticas asistenciales para evitar revueltas. Un modo de ejercer el poder donde los ciudadanos son parte de la escenografía, que se aparecen cada tres o seis años pero sin tener vela en el entierro. Los partidos pedían a los ciudadanos su opinión, para cumplir el protocolo, sin realmente tomarla en cuenta.

El México de los Broncos
Los ciudadanos están llamados a asumir un protagonismo que tiene el potencial de descarrilar a los partidos tradicionales que no lean con cuidado las señales de cambio. Un síntoma de que a los partidos le saldrá muy caro el descuido de su relación con los ciudadanos es la aparición de los candidatos independientes. El triunfo en la elección para gobernador de Nuevo León de Jaime Rodríguez, conocido como El Bronco, es una señal de advertencia de lo que puede venir para los partidos tradicionales en las elecciones del 2016, y también en las del 2017 y 2018.


Las opiniones están divididas. Algunos observadores sostienen que ante el hartazgo y la decepción de la gente con los partidos, se puede levantar una ola de candidatos independientes que los barra. Claro que las condiciones registradas en Nuevo León son específicas, en particular el respaldo financiero de la comunidad empresarial, pero la raíz es similar: pasarle la factura a los partidos. Otros observadores, igualmente avezados, dicen que los candidatos independientes serán flor de un día y que un eventual tropiezo de El Bronco en Nuevo León, que no es una plaza fácil, será la tumba para las aspiraciones de muchos que anhelan seguir sus pasos.


Lo cierto es que la opción de los independientes supone un cambio de las reglas del juego y podría llegar a poner contra las cuerdas a los partidos tradicionales.


El distanciamiento se explica con relativa facilidad. Los partidos han dejado de lado la agenda ciudadana. Los electores lo sienten. Los problemas se acumulan, las solucionen se posponen. La gente asume que los políticos están concentrados en obtener beneficios personales y de grupo y al final, lo que se pueda, atender los reclamos populares. Egoísmo e ineficacia son sus rasgos distintivos. Una prueba irrefutable es que México es acaso el país más desigual del hemisferio, con más de la mitad de la población en pobreza y un puñado de las principales fortunas a nivel planetario.

¿Un lugar para el PRI en el Siglo XXI?
A pesar de tener sobre sus hombros una carrera de cuatro décadas, Manlio Fabio Beltrones no está atrapado en el pasado. Tiene un proyecto modernizador. Ya comenzó a bosquejarlo, que pueda instrumentarlo es otra cosa. Hay demasiados intereses creados de gente que le ha ido bien como están las cosas y cambiar sería un riesgo innecesario. Está al frente de un partido histórico, creado desde el poder para ponerle un dique institucional a los generales que integraron el bando ganador de la Revolución Mexicana. Tiene que sacar lo mejor de su pasado, hacer a un lado lo que ya no funciona. Decirlo es mucho menos complicado que hacerlo.


En su discurso de toma de posesión entró de lleno en el tema. Aquí parte de lo que dijo el sonorense: El PRI debe ser un instrumento al servicio de la gente y garantizarle, desde el gobierno, condiciones para definir su vida, prosperar y desarrollar sus aspiraciones. Rumbo a nuestra XXII Asamblea el próximo año, es el momento en que pensemos unidos con la militancia, con nuestros dirigentes y cuadros, con legisladores, gobernadores, presidentes municipales, síndicos, regidores, en todos lados, partido y gobierno, cómo queremos que sea nuestro partido. Vamos, ¿cómo imaginamos al PRI del Siglo XXI?


Las causas que el PRI del Siglo XXI hace suyas son las que mueven los jóvenes y mujeres preocupados y alertas por la protección del medio ambiente, porque exista más transparencia en toda función pública, por la defensa de los derechos humanos y también los derechos de las nuevas generaciones, que nos reclaman y mucho por las condiciones para tener un presente más seguro y un futuro mejor. El PRI del Siglo XXI es el partido del progreso, de las libertades, de la igualdad entre géneros y la apertura a espacios a los jóvenes.


La competencia que viene
A los partidos les urge un periodo de reflexión para detectar las causas profundas de su deterioro, para asumir una posición ideológica clara y construir un discurso que los ayude a conectar con los ciudadanos de hoy y los de mañana. El tiempo, sin embargo, juega en su contra. El calendario electoral mexicano les mete una presión bárbara. Dentro de diez meses, el primer domingo de junio del 2016, habrá elecciones para gobernador en doce entidades federativas, Esto les exige prepararse desde hoy para la competencia y dejar la filosofía para sus ratos libres, que serán muy pocos. La competencia es su razón de ser, por lo que tienen que poner manos a la obra.


Los nuevos dirigentes de PRI y PAN se juegan su credibilidad y continuidad en el 2016. Si quieren ser factores a considerar en el 2018, primero tienen que entregar buenas cuentas el año próximo. La presión es innegable. La moneda está en el aire en la mayoría de las entidades, pues es un misterio saber cómo reaccionará la ciudadanía ante la secuencia de malas noticias económicas que afectan su bolsillo y sus expectativas. Entre las entidades que tendrán nuevo gobernador hay de todo, cada una atraviesa por una circunstancia política diferente.

 

Casos destacados
Ahí está el caso de Puebla donde el actual gobernador Rafael Moreno Valle se juega su resto. Quiere y puede ser candidato presidencial del PAN, o incluso de una alianza PAN-PRD, como la que se montó para llevarlo al Palacio de Gobierno, pero para seguir en la jugada es obligado que gane en Puebla. De igual forma para el PRI se abre la oportunidad de neutralizar a un potencial adversario del 2018 ganándole en el 2016.

En Veracruz viene una elección particular, puesto que el ganador estará en el cargo sólo dos años, ya que en el 2018 habrá otra elección pues los veracruzanos quieren empatar su calendario con el federal. Sobra decir que Javier Duarte no puede darse el lujo que entregarle el estado a la oposición. El mandatario ha estado en el ojo del huracán y puede construir su propio blindaje si gana uno de sus candidatos, ya que se habla que jugará con dos, uno independiente y otro del tricolor.

También se renovarán poderes en Oaxaca, la entidad que desgobierna Gabino Cué. Hay tal descontento que las proyecciones apuntan a que el PRI retomará el poder. El tricolor tiene buenos candidatos. Opera a su favor el decepcionante desempeño de Gabino, que parecía con espolones para jugar la grande, la presidencial, pero no. La verdad es que se desinfló desde su toma de posesión.

Otro estado que vale la pena mencionar es Quintana Roo, potencia turística del continente americano, un verdadero manantial de riquezas. El priista Roberto Borge ha logrado minimizar a la oposición perredista en la entidad, un triunfo contundente el año que entra lo dejará a disponibilidad del Ejecutivo para trasladarse al centro.

En Sinaloa, el ex priista Mario López Valdés, que también ganó abanderando una alianza PAN-PRD, tendrá muchos problemas para evitar que el PRI vuelva por sus fueros. Sinaloa, tierra del Chapo Guzmán, siempre está en el radar de las agencias de inteligencia en Estados Unidos que son los primeros interesados en que no se hagan olas. Sinaloa puede ser, por cierto, la segunda entidad, después de Nuevo León, en la que un candidato independiente se alce con la victoria, Pues Manuel Clouthier está perfilado para vencer a priistas, panistas y perredistas.

En Tamaulipas el PRI no ha perdido nunca una elección para gobernador. Esto a pesar de que en la elección pasada su candidato a gobernador, Rodolfo Torre Cantú, fue asesinado por un comando bien entrenado pocos días antes de la elección. Tomó su lugar su hermano
Egidio Torre. El crimen se mantiene en la impunidad.

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