Conocida como la “Chanana”, la sacerdotisa de los hongos María Sabina, era una mujer mazateca, humilde que toda su vida vivió en una choza perdida entre las montañas de Huautla, población que ella hizo famosa al dar a conocer al mundo científico los beneficios de los hongos silvestres conocidos como alucinógenos, los cuales encierran un gran misterio para la mente humana, un misterio que la ciencia actual todavía no ha podido explicar del todo. Con ellos, aseguraba curar a los enfermos y además celebraba ceremonias nocturnas a las que existían personas de diferentes países.
Manejaba un conocimiento que todavía no está al alcance de la ciencia oficial. Ojalá algún día se le haga justicia a esta gran sabia indígena mexicana heredera y depositaria de un conocimiento milenario que rebasa los límites de nuestra comprensión. Varios testigos cuentan que era capaz con sus manos de hacer pasar dolores de cabeza, gastrointestinales y males en general de todo tipo. Yo sinceramente no comprendo cómo puede alguien hacer desaparecer un dolor en esa forma. He preguntado algunos médicos que opinan al respecto, y me han dicho que se trata de sugestión. Esta explicación me parece muy pobre ¿qué médico podría hacer un diagnóstico sin análisis clínicos ni aparatos? Muy pocos. ¿Qué médico podría adivinar el pasado de una persona como lo hacía María Sabina? Ninguno.
Por eso el shamanismo mazateco es tan interesante. María Sabina es un ejemplo de los asombrosos poderes mentales de los curanderos de las Sierra Mazateca. Estos poderes han sido causa de serios estudios y profundas meditaciones de científicos europeos y norteamericanos, causando controversia interpretativa, debido a diferentes posiciones filosóficas. Sin embargo todos, psiquiatras, botánicos, químicos y etnólogos coinciden en afirmar que “reconocen encontrar algo especialmente digno de interés o de preocupación científica en los poderes curativos adivinatorios que tenía María Sabina. No son pocos los científicos que fueron a conocerla y quedaron muy asombrados.
El conocimiento que poseen los curanderos mazatecos, como la Chanana podría resumirse como filosofía psicología y telepatía. Éste conocimiento que los curanderos heredaron de sus antepasados es también una religión y una magia.
La telepatía es la transmisión del pensamiento, la cual se produce durante la ceremonia entre el enfermo y el curandero. Varios curanderos, no solo la Chamana, han demostrado que podían saber lo que pensaba el paciente, conocer hechos de su vida pasada y de su presente, por medio de la telepatía.
La psicología la utilizan para conocer el carácter del paciente sus traumas de la infancia, etc. Los cuales salen a relucir bajo el efecto del Psilocybe, Teonanácatl (carne divina) lo mismo sucede con los defectos y las debilidades, el hongo sagrado también les dice cómo superarlos.
Son muchos a no creer en el poder curativo de los hongos y desgraciadamente el
comercialismo detestable en que cayó el ritual entre los mazatecos no ayuda. Los hongos y las ceremonias en efecto se convirtieron en un artículo de consumo para turistas profanos, desvirtuando su valor sagrado. Esto es en verdad lamentable. Lo mismo ha sucedido con los rituales indígenas de otros grupos étnicos, por ejemplo la Noche de Muertos entre los Purépechas o la ceremonias de los Huicholes del Peyote, otra planta llena de poder.
Es necesario rescatar y revalorar lo más posible el auténtico conocimiento sagrado de los shamanes y curanderos indígenas que en el México antiguo florecieron en las culturas maravillosas místicas y llenas de magia que conformaban el Anáhuac.
Los mazatecos, como María Sabina, habitan en lugares montañosos de los estados de Oaxaca, Puebla y Veracruz. Son un núcleo numeroso que cayó bajo el dominio de los mixtecos, para después ser dominados por los mexicas. Son gente sencilla, cerrada de pocas palabras. El vestido ordinario consta de camisa y unas enaguas de manta sin adornos o con muy pocos. El pelo lo peinan usando aceite confeccionado con el hueso de mamey y se hacen dos trenzas que adornan con listones de colores terminados en borlas: siempre que salen llevan reboso generalmente de color obscuro; gustan de usar aretes y anillos de oro y plata.
El hombre usa camisa de manta, huarache, sombrero y generalmente machete al cinto. El principal producto de la región es el café que es de gran calidad y es la base de la economía de los mazatecos.
Son muchos los ritos que hay en la vida del mazateco; el curandero es indispensable en todos ellos. El guía a su pueblo de acuerdo con el calendario ritual que rige las siembras y las cosechas. Entre ellos existe la creencia en los nahuales y el aire maligno y el miedo son causas de enfermedades.
Las fiestas más importantes son siempre de carácter religioso entre las que destaca el 2 de noviembre, día de los muertos. El pueblo mazateco en su mayoría es católico aunque con una gran mezcla de prácticas religiosas prehispánicas esto es precisamente lo que hace que sea tan interesante estudiarlos.
Su cultura contiene gran cantidad de elementos prehispánicos que nos hacen formarnos una idea de la naturaleza del culto a los Hongos Sagrados practicados por los pueblos del Anáhuac.
Su vida religiosa es muy rica y variada conservan conocimientos de herbolario muy antiguos que debemos tratar de preservar antes de que los mazatecos sean totalmente integrados a la sociedad de consumo, perdiendo su identidad cultural.
Y en Huautla, lugar de origen de María Sabina, se han conservado muchos vestigios de nuestro pasado indígena. Los poderes mentales de los curanderos mazatecos son una muestra de este pasado glorioso en el que los Hongos Sagrados Teonanácatl transportaban a los shamanes al mundo mágico de los dioses...
El 22 de noviembre de 1985 se acababa una leyenda. A los 98 años de edad, María Sabina se encontró para siempre con el más allá. Murió en el hospital del IMSS de Oaxaca, fue velada en la Presidencia Municipal del centro de Huautla, donde prácticamente todo el pueblo estaba presente y aunque ya estaba muy enferma y anciana su muerte tomo por sorpresa varios. Una fotografía de la sacerdotisa fue colocada sobre el ataúd. Mujeres ancianos niños jóvenes turistas, hippies, reporteros de televisión y de prensa se reunieron para rendir homenaje a la viejita la cual todos en Huautla querían y respetaban. Siempre vivió en la pobreza, porque jamás medró con sus conocimientos esotéricos. Logró captar la alquimia de los hongos, llamados por muchos “carne de Dios” , pero ella siempre les llamaba por su verdadero nombre: niño que nace.
Fue más reconocida y estimada por los extranjeros, que por los mexicanos pero también hubo mexicanos que la respetaron y que la recordarán siempre por su sabiduría. María Sabina era una de las últimas representantes de la sabiduría prehispánica mazateca. Ella es la demostración de que México sigue siendo México, a pesar de más de cuatro siglos de coloniaje. Los indígenas mexicanos conservan gran parte de su cultura, de sus creencias, de su sabiduría y de sus dioses los mazatecos son una muestra de ello.
María Sabina fue el asombro de propios y extraños: Huautla puede sentirse orgullosa de haber tenido una Sacerdotisa cuya fama llegó al mundo entero. María es un símbolo de lo nuestro de lo mexicano del toltecayotl. Sacerdotisa para unos, hechicera para otros fue heredera de la sabiduría de sus ancestros, esa raza mazateca que tanto en facciones como en lenguaje tiene algo en común con la de los polinesios. Fue una mujer representante de la sabiduría indígena menospreciada y olvidada por los ignorantes. Con ella terminó una época importante para Huautla, pues fue sin duda una de las figuras más representativas de la tradición shamánica mazateca. Su nombre forma parte ya de la historia de México. La recordaremos siempre…