La mexicanidad es la esencia de lo mexicano. Es la raíz del ser del mexicano. Es la suma de la producción del mexicano, tanto en las ideas como en las obras materiales, desde sus orígenes milenarios hasta nuestros días. Una cultura es más fuerte en la medida en que se apoya en la raíz y en el cimiento de las generaciones pasadas. Desconocer o anular tal herencia es similar al vástago que rechaza una herencia material y espiritual de sus abuelos y de sus padres.
En estos momentos en que la crisis golpea a todos los países del mundo y que en México se agudiza debido a que todo tiene que importarse desde la mal traducida historieta sobre el mito del superhombre, hasta la tecnología de los países más desarrollados a los cuales se rinde culto. En que los mexicanos, huerfanos de un pasado que se ha ignorado y ante la inminente necesidad de un futuro que construir, es necesario que emprendamos una cruzada en favor de regreso al Toltecayotl, a la mexicanidad, mediante el desarrollo de una cultura nacional, es decir del desarrollo de una cultura conforme a nuestra realidad concreta; que se enseñe y se escriba sobre la geografía y la historia patria en primer término para a partir de allí trascender a los valores de la cultura universal . Debemos investigar nuestros símbolos, nuestros propios valores, para poner una cortina ante el deterioro de la cultura nacional. Que concretamente en el caso de México, los filósofos, los investigadores e intelectuales en general vuelvan sus ojos hacia el capítulo de los milenios de la hazaña cultural del Toltacayotl, pues seguramente los códices prehispánicos, tienen una palabra que ofrecer en esta hora decisiva que nos ha tocado vivir, con los problemas que nos agobian a todos los habitantes del Anáhuac.
No olvidemos que mientras en otras naciones se rinde culto a la antigüedad, México quizás sea uno de los pocos países en donde se ha pretendido borrar los milenios de avance que alcanzo el Toltecayotl (cultura prehispánica), causando con ello en muchos, complejos que se manifiestan a través de la autodenigración, la imitación hacia lo extranjero y el sentimiento de inferioridad. Si aceptamos la herencia de las culturas olmeca, tolteca, teotihuacana, mexica, maya, etc., entonces no tenemos porque sentirnos mini mizados ante otras culturas respetadas por sí mismas y respetadas por el conjunto de las culturas del orbe.
Recordemos que gracias a esa memoria histórica nos merecen respeto países como Italia, cuya capital se le conoce con el nombre de la ciudad eterna, ¿pero qué pasaría si Italia misma dijera que no acepta la herencia cultural de la época de los césares, de los Cicerón, de los Graco, etc .? desde luego en ese caso, no pasaría de ser un país sin raíces. Roma no se construyó en un día y en eso se funda su grandeza.
Otras naciones que se apoyan en sus raíces son China: que dicho sea de paso, emplea un sistema de escritura que no tiene referencia en el alfabeto latino, una característica sumamente importante ya que demuestra que tiene algo suyo, heredado de sus antepasados. Ya que solo apoyándonos en nuestros orígenes no tendremos que estar inventándonos a cada instante, ya que esto consume tiempo y esfuerzo y sobretodo estanca a las culturas. En cambio es fructífero apoyarse en el trabajo positivo de otros hombres que nos precedieron para evolucionar las ideas, las obras para bien de la cultura. Grecia debe sentirse satisfecho de que sus antepasados cultivaron la filosofía, la historia, la mitología -que no es otra cosa que una antesala de la filosofía misma- las matemáticas y la ciencia en general y así cada país seguramente tiene en sus anales un inventario de lo que han producido otras generaciones a través de las centurias, en la filosofía y en la historia, entonces ¿por qué los mexicanos generalmente cuando hablamos de la historia tenemos que usar un prototipo griego citando a Homero? ¿Por qué cuando hablamos de los mitos etiológicos tenemos que mencionar la mitología griega y de paso sólo glorificamos a Hércules, Troya, la Iliada, la Odisea, la Eneída, a Esopo, y otros tantos?. ¿Qué acaso tenemos que resignarnos ante las falaces difundidas desde antaño de que México no tiene raíces más allá de la llegada de los europeos y que tenemos que resignarnos ante nuestra orfandad literaria y de memoria histórica.
Afortunadamente hoy en día se reconoce que en un país esencialmente plural como lo es México, plural en lo étnico, en lo cultural y en lo ideológico, debe valorarse la cultura indígena que constituye un baluarte para el fortalecimiento interno y externo de la nación. Si entendemos por cultura la creación de valores es un grave error partir de cero en nuestro quehacer cultural, por el contrario debemos retomar los avances de otras generaciones que precedieron, en los siguientes aspectos: Filosofía, Matemáticas, Astronomía, Arquitectura, Herbolaria, Música, Medicina, aspectos que deberían ser estudiados con profundidad y dosificados en los libros de textos de la SEP (Secretaria de Educación Pública) para ser contemplados en las respectivas áreas de aprendizaje.
Para concluir es importante enfatizar que sólo mediante el conocimiento de nuestro país, en sus aspectos culturales, políticos, económicos y sociales por medio de su geografía, su historia, sus recursos y sus símbolos, nos conducirá a una auténtica mexicanidad que dará al mexicano el sentimiento más amplio de la conciencia patria.