Parte de las fuentes formales para el estudio de nuestro pasado suelen ser los relatos, escritos, y códices postcuauhtémicos, (no deseamos utilizar el concepto peyorativo de “ prehispánico” que lo que hace es borrar los 7500 años de desarrollo humano endógeno de una de las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad) que han llegado hasta nuestros días. Relatos de gran valor histórico que narran en español o nahuatl la fundación de Tenochtitlan, la migración azteca, algunos usos y costumbres, ritos religiosos, etc. Documentos como la Crónica Mexicayotl, la Crónica Mexicana, el códice Chimalpahin, la Relación de Tovar, Historia de Durán, y la Historia de Acosta, suelen ser documentos considerados muy fieles al pasado y los que mejor relatan la realidad mexica. Pero ¿de qué fuente provienen estos relatos? ¿sobre qué documento se basan estas crónicas?
Esta pregunta se la han hecho muchos investigadores a lo largo de los años, personajes como el antropólogo Robert Barlow, la historiadora belga Sylvie Peperstraete, o el historiador Jose Fernando Ramirez, dedicaron muchos años de investigación para responder a esta pregunta, tarea a la que se apegó el maestro en estudios mesoamericanos Gabriel Kenrick Kruell y la expone en su artículo “La Crónica mexicáyotl : versiones coloniales de una tradición histórica mexica tenochca”, llegando a una conclusión. Todos estos escritos provienen de una única crónica de tradición oral que en determinado momento se transcribió, fuente a la que nombraron Crónica X.
“La Crónica X representaría una hipotética fuente en náhuatl extraviada, de la cual derivarían directa o indirectamente cuatro documentos bien conocidos por los historiadores: el primer volumen de la Historia de las Indias del dominico Diego Duran, escrito en 1581. la Crónica mexicana de Hernando de Alvarado Tezozomoc, redactada probablemente hacia 1598; la Relación del origen de los indios del jesuita Juan de Tovar, obra que representa un resumen de la Historia de Duran; y la renombrada Historia natural y moral de las Indias publicada en Sevilla en 1590 por el erudito jesuita José de Acosta, el cual se sirvio de la Relación de su compañero de orden, Tovar, para la composición de algunos pasajes de su magna obra” (1).
Curiosamente, en el escrutinio de los testimonios historicos derivados de la Crónica X no suele aparecer otra obra fundamental atribuida al historiador indígena Tezozomoc, descendiente de Moctezuma Xocoyotzin, la conocida Crónica mexicáyotl, escrita en náhuatl (2). “Las razones que han dificultado reconocer la Crónica mexicáyotl como documento histórico perteneciente al grupo de la Crónica X son varias: 1) el difícil problema de su autoria, atribuida por la crítica historiográfica alternativamente a Domingo de San Anton Munon Chimalpahin y al citado Tezozomoc;6 2) su evidente heterogeneidad a nivel narrativo y estilistico; 3) la inserción, al principio de la narración, de un texto de Alonso Franco proveniente de una tradición histórica mexica diferente de la de Tezozomoc; 4) un importante corte textual que interrumpe abruptamente el relato en el medio del discurso de entronización del primer tlahtoani de Tenochtitlan, Acamapichtli;7 5) la lengua con la cual está escrita la Crónica mexicáyotl, el nahuatl, la cual dificulta su cotejo con los textos castellanos de Duran y Tezozomoc, traducidos o adaptados a partir de la Crónica X” (3).
Es importante sin embargo recordar que ya mucho antes de que Tezozomoc, escribiera su Crónica de Mexicayotl, ya otros escritores anahuacas habían establecido la magnífica costumbre de escribir las crónicas de nuestro país en lengua náhuatl.
Pero bien no es mi intención profundizar en este espacio las mencionadas razones. Así que continuemos con esto argumento original, recordando que transmitida de generación en generación la historia de la fundación de Tenochtitlan se mantuvo en la oralidad, hasta que el nuevo estilo de vida interrumpió esta tradición y se optó por transcribir la historia al castellano, esta Crónica X parece provenir del linaje de Tlacaélel por abundar la historia sobre él, mismo linaje del que desciende Tezozómoc, el autor de la Crónica Mexicayotl.
Kenrick Kruell afirma lo siguiente en su artículo: “Personalmente, prefiero creer en lo que dice el mismo Tezozómoc en el proemio de la versión de la Crónica mexicáyotl de 1609. Afirma ser el depositario de la tradición histórica mexica tenochca: “ça nocel y[n] nihuehuetlahuacall[e] y[n] nihuehuenenonotzalle” (yo mismo soy dueño del antiguo legado, soy dueño del antiguo relato), siendo nieto del tlahtoani Moteuczoma Xocoyotzin e hijo de doña Francisca de Moctezuma y de don Diego de Alvarado Huanitzin, quienes le heredaron la custodia de la historia. La función de los depositarios de una tradición histórica consistía en guardarla a través de las generaciones para certificar su veracidad en el curso del tiempo. La tradición era conservada en códices pictográficos y transmitida oralmente al interior de la familia, por eso Tezozómoc no se presenta como su autor, sino como un depositario al mismo grado que su padre, sus tíos y hermanos y tenía que conocerla de memoria. ...para sobrevivir después de la conquista hispana, la antigua tradición histórica mexica tenochca no podía simplemente quedar invariada y seguir expresándose a través de la oralidad y los códices. Tezozómoc, o tal vez alguien de su familia antes que él, realizó la transcripción en alfabeto latino de la tradición histórica de la cual era depositario. Esta operación no representó sólo un cambio de soporte, de la oralidad náhuatl a la escritura europea, sino que indujo al historiador tenochca a introducir importantes elementos del género historiográfico occidental: el título de Crónica mexicáyotl, híbrido entre castellano y náhuatl, y un capitulado que dividía el texto en secciones narrativas” (4).
La tradición oral ha sido siempre muy importante para el estudio de la historia, y aunque se le llegue a tachar de “teléfono descompuesto” al momento de escuchar el mismo relato hablado por distintas bocas y con distintas versiones, la idea central es la que trasciende y se mantiene. Esto mismo ocurre actualmente en los calpultin de nuestro país, donde maestros de la tradición oral comparten las enseñanzas de sus abuelos y las cuentan tal y como se las contaron a ellos y las enseñan tal y como se las enseñaron, algunos tienen unas versiones, los demás otras igualmente valiosas pero la idea central es siempre la misma. Y es que la idea tradición oral es un arte de composición de la lengua cuyo fin o función es la de transmitir conocimientos históricos, culturales y valores ancestrales que se actualizan desde una temporalidad cíclica que le otorga su sentido más profundo. Estos relatos se encuentran profundamente relacionados con la espiritualidad de estos pueblos, porque en el acto de narrar un relato no solo se cuenta una historia sino que se genera la unión entre lo terrenal y lo espiritual, dando sentido a la identidad cultural de los pueblos indígenas .
Los relatos de la tradición oral de nuestros viejos abuelos, conforman su memoria colectiva. Por ello, no son concebidos por estas culturas como recuerdos de ancianos sino como la antigua palabra o la palabra de los ancestros, se les concibe como la autoridad máxima en el establecimiento del orden social y la transmisión de valores y enseñanzas. Son la vía de transmisión de la cosmovisión, conocimientos filosóficos, religiosos, económicos, artísticos, tecnológicos, políticos, que las generaciones adultas transmiten a las jóvenes. Los relatos, junto a los tejidos, pinturas, diseños gráficos, danzas, música, son las bibliotecas de estas civilizaciones. (5)
En México no tenemos la cultura de mandar al asilo a nuestros abuelos, ni les tratamos como un estorbo o los consideramos atontados por el simple hecho de ser ancianos les seguimos teniendo y respeto, pero no es suficiente, ha llegado el momento de escucharlos. De revalorizar sus enseñanzas...la tradición oral.
Acércate a los grupos de tradición oral, acércate a escuchar la versión de aquellos que consideraron vencidos. Sólo quien sabe de dónde viene sabe a dónde va, sólo quien sabe quién es sabe qué quiere. Sólo quien conoce su origen puede saber su destino.
Citas
1)-Kenrick Kruell, Gabriel, “La Crónica mexicáyotl: versiones coloniales de una tradición histórica mexica. Revistaestudios de cultura náhuatl 45 UNAM, enero-junio de 2013, p. 197-232 http://www.historicas.unam.mx/…/r…/nahuatl/pdf/ecn45/934.pdf2)
2)-Fernando Alvarado Tezozomoc, "Crónica Mexicayotl" https://mexikaresistance.files.wordpress.com/…/tezozocc81mo…
) Cfr. )-Kenrick Kruell, Gabriel, Op.cit.p.200
4) Ibid. 202
5) Alvarez, Gabriela Fernanda, “Los relatos de la tradición oral y la problemática de su descontextualización y re-significación. Tesis presentada para la obtención del grado de Magíster en escritura y alfabetización. Universidad Nacional de la Plata. 2012.