La existencia del hombre, en la época precolombina (aunque preferiría llamarla época precuahtemica) , no se finca en dimensiones espaciales y temporales de la vida diaria. Sus raíces parten de una dimensión en la cual se concibe que todos los eventos de la vida terrena, los de la nación del pueblo y la familia, así como los eventos cósmicos del curso del sol, la luna y las estrellas convergen con las fuerzas subterráneas que hacen crecer las plantas y albergan a todos los seres después de la muerte. De aquí que la vida del hombre tiene su raíz en la dimensión en que el cielo, la tierra y el mundo subterráneo convergen con el centro de la existencia.
Cuando un niño nace, las plegarias dicen que el niño ha nacido no solamente de su madre, sino también de Chalchiutlicue. Cuando se le corta el xictli (ombligo), el sacerdote dice: “ Debes saber y entender que no es aquí tu casa donde has nacido; porque eres soldado, eres ave que llaman quecholli, eres pájaro que llamatzacuan y también eres ave y soldado del que está en todas partes; pero esta casa donde has nacido, no es sino un nido, es una posada donde has llegado, es tu salida para este mundo, aquí brotas y floreces; aquí te apartas de tu madre como el pedazo de la piedra donde se corta” (1)
De acuerdo al concepto antiguo de la vida del hombre no solamente es suya sino que pertenece al mundo. Su sangre es parte de la corriente sanguínea cósmica que se interrelaciona con todas las cosas. Por tanto lo que el hombre es y lo que hace tiene un significado cósmico.
La niña pequeña es el símbolo del corazón en las cosas que no pueden ser exteriorizadas; como madre futura, la niña es parte de la madre tierra, es parte de las cenizas del fuego viviente.
La persona en época precolombina orientaba su vida simbólica y era ella misma un símbolo de los procesos del mundo que en ella sucedían. El valor simbólico original de estas correlaciones correspondía a las necesidades y expectaciones sociales. En la civilización del Anáhuac, tanto mayas como nahuas, decían que los niños nacían soldados y por lo tanto se esperaba que dieran su vida por una gran causa.
El centro de la concepción del mundo en el Anáhuac del que forman parte los mexicas y los mayas, está en el concepto de serpiente-quetzal, que resulta ser uno de los símbolos más misteriosos de las culturas antiguas. Identificado como símbolo cósmico, Quetzaltcoatl es el eje de las culturas precuahtemicas. Y en términos de Spinden: “El motivo de la serpiente centralizó el carácter náhuatl-maya y fue de primera importancia en todas las artes subsecuentes de México y de América central. La serpiente no solo apareció como una imagen concreta, sino como una representación abstracta, “sus líneas características entran en la delineación de muchos objetos diferentes a la serpiente en sí”.
Aspectos mitológicos y psicológicos de suma importancia convergen en esta figura.
Tal como la serpiente cambia su piel, así la existencia, se desarrolla en una sucesión de mundos y aniquilaciones, nacimientos y muertes. Los mexicas por un lado en el centro y los mayas en la parte suroeste simbolizan este proceso de continuo cambio y desarrollo, no solo por el cambio de la piel en la serpiente, sino también por la forma de espiral de la misma. Recordemos que la espiral ascendente llego a ser clave ornamental con la que también simbolizaron el curso de los cuerpos celestes. La espiral llego a ser el símbolo del movimiento como también de transformación y evolución.
Los babilonios representaron el centro del mundo por una serpienteespiráldica. Sin embargo, mientras los babilonios describieron a la serpiente como un monstruo infernal los mexicas y mayas, concibieron un nuevo símbolo: la serpiente quetzal. En Egipto, la pluma, la fuerza más liviana era el símbolo del espíritu, para el indígena la pluma era el símbolo de las formas más elevadas de la existencia. Con el concepto de la serpiente-quetzal, las culturas precolombinas crearon una idea radicalmente nueva del mundo la vida y sus valores.
Mientras el Oriente concibió a la existencia como una lucha perpetua entre luz y obscuridad, bien y mal, vida y muerte, las culturas prehispánicas adoptaron el concepto de unidad de los opuestos como se conoce también en China.
Con motivo del ascenso y descenso de la fuerza vital, el hombre seasemeja a la del sol y la luna y la vida del hombre no es mero crecimiento como el crecimiento del árbol, sino que al mismo tiempo es un viaje igual que el sol, el hombre viaja en las cuatro direcciones de la Rosa de los Vientos y sus valores simbólicos; y va al este, al oeste, hacia el norte y hacia al sur. El hombre como la serpiente, puede moverse desde su base en todas las direcciones, su vida es serpentina, con ascensos, descensos y cambios.
Quetzaltcóatl, la serpiente quetzal, preciosa o conocimiento, (no serpiente emplumada como erróneamente se le traduce) abarca el mundo superior del pájaro que todo lo domina, la ligereza de la mariposa, el mundo subterráneo de la serpiente y el mundo centraldel hombre, quien es representado con frecuencia dentro de las mandíbulas de la misma. Como símbolo que abarca el mundo, la serpiente en efecto es el símbolo de continente y guardián del mundo.
La serpiente-nube con formas cambiantes volando por el cielo es el continente y guardián de la lluvia, símbolo de la vida que da el agua y la creación. Como serpiente-huracán, absorbiéndolo todo en el embudo del huracán, es la destrucción final, en este sentido la serpiente es el símbolo de la aniquilación.
La serpiente-fuego con su flama como plumas multicolores, es el continente y guardián del fuego, se le representa animando al sol con su aliento.
1)Sahagún, Fray Bernardino. Historia general de las cosas de la Nueva España. Editorial Porrua. Tomo 1, p.445