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Sincretismo religioso



El sincretísmo religioso es el resultado espontaneo  de los intercambios culturales, que trata de conciliar religiones y antropologias distintas.

Cuando Colón tropieza inconscientemente con el Continente Americano y después propicia la llegada de los europeos, ya existía una cultura, sí no superior tampoco inferior sino solo diferente, con un idioma, una filosofía y sobretodo una religiosidad desarrollada a través del tiempo y esto es importante que no lo ignoren las nuevas generaciones ya que es fructífero apoyarse en el legado de las generaciones que nos precedieron para, a partir de éste evolucionar las ideas y planear el futuro. 

 Ya que considero que un buen inicio para toda planeación es reconocer lo que se tiene, para tambien reconocer las limitaciones; asi, tenemos que estar conscientes.

El Temazkal tiene diversas formas. La más popular es la circular, cuyas características terapéuticas y filosóficas, entre otras, son:

La forma circular: movimiento orbicular de comunicación que favorece la integración de todos los individuos que interactúan en una sesión de Temazkal.

El flujo de vapor: terapia física que hace posible, mediante la temperatura elevada del cuerpo, la simulación de la fiebre como mecanismo de defensa, propio del organismo humano.

El flujo de humedad: el vapor de agua es una técnica curativa que se usa en la hidroterapia, incluso en las formas de té y de vapor de té. Al igual que el chamanismo, esta práctica es reconocida por la Organización Mundial de la Salud (oms) como terapia alternativa.
La disposición a la oscuridad: psicológicamente, permite a la conciencia entrar en un estado de relajación; del estado de vigilia a un ligero estado de ensueño.

Los avances científicos, así como los estudios realizados sobre las prácticas de Temazkal, han demostrado su efectividad. Además se ha aceptado ya su validez como ciencia médica. Una muestra es la inauguración de un hospital público en el estado de Chiapas, acontecimiento que reconoce de manera oficial la medicina tradicional mexicana al incorporar a los modernos laboratorios y quirófanos, salas para curanderos y un Temazkal.

El origen de la Medicina Tradicional Mexicana es de carácter femenino. Se debe a la esencia femenina la capacidad de intuición, directa e inmediata, sobre la necesidad de la cura o sanación del padecimiento –ejemplo de la madre que va al parque con su hijo-. La Medicina Tradicional comprende, en la mayoría de los casos, la cura a través de diferentes elementos naturales y técnicas ancestrales, incluyendo por supuesto su dosis de espiritualidad.

En la cosmovisión indígena mexicana se encuentra la explicación espiritual no sólo de la cura sino del origen del desarreglo, entendiendo que el desequilibrio del espíritu origina el desequilibrio corporal. Sería necio estudiar la Medicina Tradicional separada de su contexto religioso pues es en éste contexto donde encontramos a los elementos medicinales. -YOHUALTOCHTLI

Las culturas anahuacas tenían una unión que fue difícil de reconocer por los frailes del siglo XVI, era una unión cultural y religiosa en la que se creía en lo mismo pero con distintos nombres, pero los símbolos y significados eran los mismos sin importar que se les nombrara en distintos idiomas o con imágenes heterogéneas. El conocimiento de los cuatro rumbos, de la energía dual, del crecimientos espiritual humano, el culto por la madre tierra y el padre sol, la veneración a la naturaleza, etc, eran aspectos que encontramos en todas las culturas del continente.

La tarea de erradicar este conocimiento e imponer la religión católica fue un ardua labor que se consiguió a medias, pues en la mayoría de los casos la conversión católica de los indígenas era superficial, en el fondo se mantuvieron las creencias y costumbres ancestrales. Los constructores de las iglesias, templos y catedrales del siglo XVI fueron los mismos indígenas a los que se pretendía adoctrinar, utilizando las piedras de los templos de la religión de aquí pero bajo la dirección de los arquitectos de allá. Pero los constructores y artesanos anahuacas se tomaron la libertad de dejar su legado religioso oculto dentro de los nuevos templos que les obligaron a edificar. De esta manera encontramos iglesias decoradas con flores que no son más que el quincunce, la representación del equilibrio de los cuatro rumbos, decoración que encontramos en los templos católicos más antiguos de México y que nos parece de lo más normal, pero este tipo de "decoración" y de referencias a símbolos de la toltequidad es única de las iglesias católicas de México. Esto lo podemos ver en el convento de Huejotzingo, en la fachada de la iglesia de San Juan Chamula, pero igualmente en el interior del monasterio de Yecapixtla, uno de los más antiguos de México, o en el exconvento de San Juan Bautista en Tlayacapan. Hace unos pocos días se "descubrió" y descifró la fachada-códice que simboliza la cosmovisión prehispánica en el Templo del Hospital de Naturales, en Acámbaro http://www.jornada.unam.mx/2014/08/22/cultura/a03n1cul. No cabe duda del mensaje que nuestros abuelos nos querían dar, y de la necesidad de conservar y seguir adorando a sus propias imágenes, ahora ocultas tras el velo católico.

Es de señalar que la iglesia de San Juan Chamula no está considerada católica por el Vaticano, en ella no hay un sacerdote que oficie misa pues es cada jefe o jefa de familia quien realiza el rezo para su propia gente, además de hacerlo en su propio idioma. En el templo se ofrecen ofrendas de alimento, de bebida (posh o refresco), de vida (se sacrifican gallinas), se ofrece fuego (se enciende múltiples velas por cada miembro de la familia o por cada petición), se premia a los santos que "hicieron bien su trabajo" y se castiga poniéndolos mirando hacia la pared a aquellos que aunque recibieron ofrendas no cumplieron las peticiones. Además es curioso darse cuenta que Cristo es sólo uno más de los santos que hay ahí, la virgen de Guadalupe tampoco tiene un lugar privilegiado (aunque sí es más considerada que otras vírgenes), porque ahí "quien manda" es San Juan. Ver y tocar la campana original de la iglesia es un privilegio exclusivo para algunos oriundos de San Juan, algo imposible para un cashlán (mestizo en tzotzil), la mantienen oculta y resguardada. Ellos se consideran católicos, pero a su manera. Lo que no siempre se dan cuenta es que lo que hacen es mantener sus costumbres ancestrales encubiertas en un falso catolicismo único en el mundo.

El sincretismo se dio en otros aspectos, tal es así que la danza se convirtió en la danza conchera que ha llegado hasta nuestros días, incluyendo alabanzas a dios y la guitarra conchera (instrumento inexistente en la música anahuaca original); los ritos funerarios del catolicismo en México absorbieron la levantada de la cruz y el novenario, costumbre que no se da en otros países católicos.

Durante siglos gente de los cuatro rumbos de nuestro país habían realizado la larga marcha desde su lugar de origen hasta el cerro de Tepeyacac, donde se rendía culto y respeto a Tonantzin Coatlicue Tlallin. Con la invasión se borró del mapa el templo de Tonantzin, se eliminaron las representaciones en un intento de destrucción de esta costumbre. Pero a pesar de esto la gente seguía acudiendo a este lugar en vísperas del solsticio de invierno, llegaban con auténtica devoción no a un templo, sino a un lugar en concreto, un punto de energía al que acudían miles de personas sin importar qué es lo que había en él. Aprovechando esta costumbre se dió en ese lugar la aparición de la virgen de Guadalupe, se edificó un pequeño templo al que en se entonces la gente empezaba a acudir no tanto por la devoción a la virgen, sino por la costumbre ancestral de acudir a ese lugar en concreto.

Con el paso de los años dejó de ser una costumbre consciente la de acudir al cerro de Tepeyacac (ahora Tepeyac) y se empezó a decir que iban "a ver a la virgencita". Con el paso de los años se desvió la atención de la gente y en lugar de acudir a un punto en concreto empezaron a ir a admirar el ayate sagrado, sepultando casi por completo el auténtico significado del peregrinaje, tanto fue así que cuando se creó la nueva Basílica de Guadalupe hace poco menos de 40 años, a los guadalupanos no les importó dejar de acudir al lugar donde se adoraba a Tonantzin para trasladarse a otro punto, el nuevo lugar y adorar el ayate. Sin embargo la peregrinación anual no es resultado de una necesidad católica, es el resultado del sincretismo religioso hacia Tonantzin Coatlicue Tlallin, nuestra venerada madrecita tierra. Para los guardianes de la tradición no es importante qué es lo que van a ver los peregrinos, tampoco que ya no se acuda al sitio exacto, lo importante es que la costumbre permanezca arraigada y se siga acudiendo todos los años a esta zona de México, "sin importar las creencias que se tengan el beneficio para el corazón y el espíritu es el mismo" dicen los maestros.

Este es el beneficio del sincretismo, preservar las costumbres aunque quien lo practique ignore por completo el significado. Que nuestras construcciones antiguas preserven la simbología anahuaca, aunque pasen desapercibidas por completo para la gente en general. Que nuestros funerales mantengan el novenario donde se ayuda al muerto en su camino por los 9 niveles del Mictlan, y que sus seres queridos levanten la cruz de cal y mantengan su ofrenda de cempasúchil (cempoalxochitl, veinte flor).

El sincretismo es muy criticado por los más radicales guardianes de la tradición, pero ha sido gracias al ingenio de los constructores de los templos católicos, a la fuerza de voluntad de los primeros concheros, y a costumbres imposibles de erradicar en una región cultural tan grande como lo es el Anahuac, que han llegado hasta el día de hoy quincunces en la fachada e interior de templos católicos, querubines de ojos almendrados y rizos negros danzas disfrazadas y costumbres imposibles de entender por un católico europeo.

Abre los ojos a tu entorno, la herencia anahuaca se encuentra en la mayoría de los aspectos de nuestra vida y ni cuenta nos damos. A los bebés europeos no se les coloca un "ojo de venado" para ahuyentar las energías negativas, ni a sus muertos se les reza 9 días en su descenso al Mictlan, esto es algo propio de nuestros viejos abuelos.

Sólo quien sabe de dónde viene sabe a dónde va, sólo quien sabe quién es sabe qué quiere. Sólo quien conoce su origen puede saber su destino.

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