Tipologías, formas de expresión aparentemente irreconciliables, metáforas y diferentes motivos son las que caracteriza la obra de Hermann Hesse. Premio Nóbel para literatura, Hesse merece la atención sobre todo por ser parte los escritores donde su obra y su biografíaa no se pueden separar una de la otra ya que su obra reflejan este esbozo de sucumbir en el abismo del mundo interior y exploarlo al máximo. Hesse es uno de estos escritores que hacen que un acto de mágia con su escritura: una vez que empiezas leer las primeras frases de sus libros, la escritura te atrapa y no la puedes dejar. Su forma de escribir es seductiva porque Hesse habla del hombre y de su interioridad; del hombre y de su soledad; del hombre frente a su conciencia; Hesse hace que el lector se descubra a sí mismo mediante una sutil reflexión. Hermann Hesse, a través de su escritura, deja una puerta abierta al lector y lo invita a un camino de regreso hacia sí mismo y no es una casualidad que por esta puerta abierta hacia la interioridad del hombre, puerta que se descubre a través de la lectura, Hesse se nos presenta como uno de los más grandes y más leídos autores del siglo XX.
Por esto y por mucho más Hermann Hesse logró ser uno de los autores favoritos de la mayoría de los intelectuales sin mencionar a sus amigos cercanos Thomas Mann y Stefan Zweig. Paso su infancia entre el universo de su casa, dominado por el orden y por la ley, por un lado, y, por otro lado, entre “el mundo de afuera”, el mundo de los trovadores; entre los problemas familiares y los problemas en la escuela. En cuanto los estudios, no sobrepaso las etapas de la preparatoria, por lo que a los 16 años interrumpe estos estudios sistemáticos y se dedica ser autodidacta. Se convierte en un lector apasionado por los libros y por varios autores., logrando mantener viva su pasión por la literatura del siglo XVIII y del siglo XIX, pero también se distingue su pasión por filosofía y en especial la filosofía de Friedrich Nietzsche.
Esto es el motivo que me hace pensar que su entera opera literaria es, en el fondo, una filosofía que tiene en el centro de reflexión el individuo, la persona singular porque según Hesse, cada ser humano es aquel punto único en el cual se entrecruzan todos los fenómenos del mundo, y la vida de cada hombre es el esfuerzo de intuir el camino hacia sí mismo. En relación a esto, en su libro Demian (1919), Hesse escribía con tono auobiográfico: “Sólo quiso tratar de vivir lo que pedía salir de mi interioridad. ¿Por qué era esto tan difícil de logar? ¿Por qué tanto tumulto y tanta desesperación?”.
Por lo que en todos sus libros, Hermann Hesse se interesa no por el problema del estado o de la sociedad, sino más bien el problema del hombre singular, de aquel hombre que se siente solo en una sociedad en la cual ya no se reconoce, que está a punto de desintegrarse y al punto de perder las buenas costumbres. Hesse retrata en sus escritos este mundo decadente de entre guerras y después de la segunda guerra mundial en el cual el hombre educado con los valores del amor y de la cultura, ya no se encuentra a sí mismo en un mundo masificado. El hecho de que el escritor tenía fe en el hombre singular que no sigue las masas, lo demuestra la respuesta que da el autor al Comité de Premio Nóbel (1948): “No puedo responder a ningún pregunta, no puedo responder ni siquiera a mis propias preguntas. Soy igual de necesitado y consternado de la crueldad de la vida como ustedes. Aun así, pienso que la absurdidad de la vida puede ser vencida buscando un sentido. Creo que no soy responsable de esta absurdidad pero si, soy responsable de lo que hago con la única y propia vida que tengo”.
Hesse es uno de los pocos escritores que sigue con confianza el único camino accesible para él: la voz de la vida. De esta manera, este “lobo estepario”, maestro del “juego de los abalorios”, resulta ser el buscador del sentido del hombre en esta vida y el autor de un originario “tratado sólo para los locos”, que es la novela El lobo estepario (Der Steppenwolf).
El ámbito de la novela es uno contemporáneo al autor; es decir, se trata del espacio moral de un pequeño ciudad alemán de los años ´20 del siglo pasado. El personaje principal es Herry Haller, el prototipo del hombre entre dos edades, fragmentado interioramente e inadaptable. La novela acude al artificio del “manuscrito” publicado de un cercano al autor que, al mismo tiempo, es un fino observador: “El lobo estepario era un hombre de unos cincuenta años que (…) vivía muy tranquilamente y para si y que dejaba la impresión que venia de un mundo desconocido. (…) Tenía una cara especial y triste, poseída de pensamientos y modelada del sufrimiento. La mirada del lobo estepario atravesaba penetrante todo el mundo de nuestro tiempo, toda la fiebre de actividad y el afán de arribismo, la vanidad entera y todo el juego superficial de un espiritualismo sin fondo. ¡Ay! Y por desgracias la mirada profundizaba aún más: llegaba no sólo a los defectos y a las desesperanzas de nuestro tiempo, de nuestra espiritualidad y de nuestra cultura: llegaba hasta el corazón de toda la Humanidad. (…) Aquella mirada decía: ¡Mira, estos somos nosotros! ¡Mira, así es el hombre! Y toda celebridad, toda discreción todas las conquistas del espíritu, todos los avances hacia lo grande, lo sublime y lo eterno dentro del humano, se vinieron a tierra y era un juego de monos…”.
El lobo estepario es el hombre que se encuentra a la frontera entre dos mundos: el mundo exterior (el mundo burgués, bohemio y lleno de vicios) y el mundo interior (un mundo lleno de sufrimiento donde se perfilaba el retrato de un hombre singular). Esta vivencia de frontera, el existir al limite entre dos mundos, hace de él un hombre que vive la experiencia de la aniquilación existencial. El lobo estepario quiere huir de los hombres, de lugares, de los hechos. Por otro lado, quiere esconderse en lugares, en hombres en hechos. Es el que vive toda su vida en caminos perdiéndose y re-encontrándose al infinito. Sólo que este juego de la búsqueda de sí mismo se transforma en su carga más pesada. Henry debe vivir el conflicto entre humano y el otro mundo, el de las tinieblas, y no sabe cuál de estos dos representan su existencia auténtica.
Lo que clarifica este dilema es elTratado del lobo estepario que representa la teoría del “hombre estepario”, del hombre inadaptable a su mundo, a su tiempo, que de hecho es el prototipo de todos los personajes principales de las obras de Hermann Hesse; un tipo de reflejo del autor en sus personajes, ya que el escritor era el mismo un introvertido e inadaptable en relación a su época. Prefería pasar días paseando por los bosques y pintando que estar en los ambiente sociales de su época.
Más de ser la imagen del hombre solitario, el Tratado es una metafísica de la salvación o una filosofía de la inmortalidad. El lobo estepario, este hombre al margen de la existencia, es consciente de su condición; es decir, le gusta vivir su vida sin pensar en los deberes de una vida ajena y trata de huir de ella; prefiere la libertad, que estar atado a un deber sin sentido aunque este último le oferece la vida confortable. “Parece que en la vida de este hombre, como en cualquier lugar de este mundo, lo cotidiano, las cosas conocidas y el orden, no tenían otro sentido más de permitirse, de vez en cuando, una momento tranquilo medido de segundas, para dar lugar a lo extraño, al milagro y a la compasión”.
Entre nosotros existen estos hombre como el lobo estepario, los hombres con dos almas, con dos seres adentro: lo divino y lo demoniaco. Sus vidas es un permanente caos, un sufrimiento y un sin sentido y sus única libertad es la ajenación. Junto con este tipo de hombres, viven los demás, los hombres para cual la vida es la búsqueda del equilibrio. El ideal de los demás hombres es conservar su yo: “quieren ser virtuosos pero, al mismo tiempo, quieren celebrar la embriguedez de los sentidos, porque lo que quiere es sentirse bien y confortable en la vida”.
Lo que quiere decir Hesse es que en general el hombre en general busca la tranquilidad y el confort en lugar de la libertad….el vive, pero su vida la debe a los lobos esteparios, a los que viven sus vidas “más allá del bien y del mal”. Asi, la vida del hombre estepario, del lobo-estepario, es un continuo devenir, un devenir cualitativo, donde cada nueva etapa de este devenir significa la muerte de la etapa anterior. El devenir se realiza a traves del humor entendido de Hesse como “un principio espiritual mediator y, al mismo tiempo, como una disposición fundamental especifica a los inmortales”. Vivir en un mundo que no es mundo, respetar la ley y ser más alla que la ley, posser como no poseer nada, renunciar como si no se trataría de renuncia – todas estas cosas, signos de una gran sabiduría sólo las puede realizar mediante el humor, la risa. El devenir cualitativo es lo que decia Nietzsche en un momento: “Si alquien se encontro consigo mismo, lo que debe hacer es perderse de vez en cuando para poder encontrarse de nuevo”. El hombre estepario, logra dar el salto y logra re-encontrarse consigo mismo en la experiencia que tiene el “teatro mágico”.
Este teatro es constituido de unas aventuras psicodélicas, que representan en sí, el acceso a la conciencia. Es el símbolo de la idea que el mundo es una ilusión. El hombre estepario busca refugio en este teatro que lo construye con su propia imaginación; es decir, huye de sí mismo y del mundo para encontrarse consigo mismo y con el mundo. Su huída es determinada por el hecho que se encuentra en un conflicto permanente y amargo con el mundo. Él es sólo un extranjero en este mundo; el mundo no le pertenece, así como él no pertenece al mundo. Se sentía un extranjero por todo lo que pensaba y sentía. El teatro así, no es nada más sino un espejo de su conciencia, donde el otro, su alter-ego, vive. Este alter-ego primero se encarna o aparece a través de una joven en su nombre Hermina que le dice que los hombres deberían ser espejos, para poder responder uno al otro. Para que luego, su alter-ego aparezca a través de un personaje masculino, en su nombre Pablo. Lo que va hacer el hombre estepario para encontrarse consigo mismo es un sencillo proceso que la mayoría de los hombre lo ignoramos: Harry, el hombre estepario, empieza el dialogo con Hermina, es decir el dialogo con su propia conciencia. Y llega a decir: “todo es simple. Cualquier hombre podría llegar a la misma conclusión si se quedaría pensar al menos un poco pero…nadie quiere pensar un segundo, nadie quiere investigar su pensamiento…”
El dialogo con Harry representa el proceso de la cercanía con la eternidad porque se da más allá del tiempo y de las apariencias. Por un instante y a través del dialogo con su propia conciencia, el hombre puede tener la cercanía de la inmortalidad, porque ella, la conciencia lo hace acceder a la eternidad. Después de descubrir su propia conciencia, el primer impulso es de destruir la imagen que se refleja como alter-ego. El lobo estepario mata a Hermina, acto que equivale con la destrucción de su propio yo pero también con una redención. El siguiente paso es reencontrar su propio yo con la ayuda de la conciencia-espejo, representada de el otro alter-ego, Pablo. “¿A veces te sentiste harto de esta vida queriendo irte de aquí, verdad? ¡Hazlo mi querido amigo, hazlo! Por supuesto sabes donde se encuentra la otra parte y que de hecho buscas el mundo de tu propio espíritu. Solo en tu interioridad vas a encontrar este mundo, la otra realidad que tanto buscas. Yo solo te puedo ofrecerte lo que ya existe dentro de ti; no puedo abrirte otra dimensión de imágenes más de la dimensión de tu propia alma”. Y en este momento el lobo estepario se ve a sí mismo así como fue antes, hasta este momento. “Era yo, Harry Haller y en la interioridad de este Harry, se encuentra el lobo estepario, un lobo tímido, hermoso, que miraba desorientado y miedoso; sus ojos brillaban con maldad y con tristeza a la vez”.
Harry, Hermina, Pablo son la misma persona y esta unidad de diferentes yo, representa uno de los motivos principales de la obra de Hesse: el hecho que el hombre se compone de una multitud de yo, de almas. Entonces Harry, descubriendo esta multitud de yo, tiene el sentimiento que no es una unidad durable, que no es una persona: “Ví, otra vez en el espejo, que como la totalidad, la unidad que representa mi persona se descompone en una multitud de yo”.
La desintegración y la integración de la personalidad es el juego que somos destinados a jugar toda nuestra vida. Representa en sí el arte de la vida y quien sabe jugarlo puede ser seguro que cuando se aleja de sí va encontrar el camino de regreso a sí mismo, aunque va a regresar siempre a otro nivel, y se encontrará en otra etapa. El juego se puede llevar a cabo sólo si conocemos la ironía, sólo si sabemos reírnos como nos dice Hesse ya que la única cosa que la vida nos pide es reír. Y lo sabía muy bien Sócrates, cuando nos enseñaba la ironía; y también Kierkegaard cuado afirmaba que “entre la risa y yo hay un secreto entendimiento”, él sabe que la risa, como el sufrimiento, son caminos hacia el conocimiento. Lo sabía también Hesse quien, a través del lobo estepario, descubre la esencia de la vida que modela y transforma nuestra personalidad: “¡O, comprendí todo…sabía que estaban en mi bolsillo todas la cien mil figuras del juego de la vida: aniquilado, barruntaba su significación; tenia el propósito de empezar otra vez el juego, de gustar sus tomentos otra vez, de estremecerme de nuevo y recorrer una y muchas veces más el infierno de mi interior. Aluna vez llegaría jugar mejor el juego de las figuras. Alguna vez aprendería a reír”.