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Piden transparentar estímulos a empresas para que inviertan en ciencia


Hay que evaluar los programas existentes antes de cancelarlos unilateralmente, señala José Franco. Sin evidencias sobre desvíos a transnacionales, dice, todo son suposiciones.

Durante el acto inaugural del Conversatorio para el análisis del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, realizado el miércoles en la Cámara de Diputados, la legisladora Tatiana Clouthier manifestó que mucho se habla de apuntalar el sector, pero nunca se le pone el dinero suficiente. Y fue más allá.

Quiero hacer aquí un compromiso: llegamos muy rápido a este nuevo primer presupuesto y muchas cosas entraban en juego al tener un nuevo gobierno”, sin embargo, creo tenemos todo este año para apuntalar y poder hacer compromisos para en el próximo tener un mayor porcentaje de recursos del propio gobierno para la dedicación de este tema tan fundamental que es la ciencia y la tecnología”.

La reforma de ley de ciencia de 2009 establece como meta el alcance de inversión del 1 por ciento del Producto Interno Bruto en el sector, lo cual no se cumple y no ha llegado ni si quiera a la mitad desde entonces.

Especialistas y la experiencia internacional señalan que esa inversión debe ser conjunta entre las aportaciones públicas y del sector privado. “En México, la inversión  federal es de alrededor del 72 por ciento, en tanto que la privada oscila el 22 por ciento. El resto corresponde a inversiones internacionales, de universidades y una más pequeña de los estados”, señaló José Franco, ex coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT) y ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Durante la mesa Financiamiento público y privado para el desarrollo científico, tecnológico y de innovación nacional del conversatorio realizado en la Cámara de Diputados y que continuará el 13 de marzo, señaló que para el incremento de la inversión del área es indispensable la participación de las empresas.

Recordó que en un intento por estimular su participación durante el sexenio de Vicente Fox, se estableció un esquema de estímulos fiscales para que empresas recuperaran parte de su inversión.

“Esto tuvo problemas en su implementación debido a que no había restricciones ni candados, como tampoco un proyecto donde estableciera el camino que cada una de las empresas desarrollara innovación. Tuvo muchas críticas de la comunidad científica”.

El programa fue cancelado y fue sustituido por uno de estímulos directos a empresas, añadió Franco. “La diferencia [más allá de cumplir su objetivo] es que los estímulos son para empresas grandes que invierten montos importantes. En cambio, para las más pequeñas es mejor el estímulo directo”.

En el último, agregó, sí hubo control y esquemas para que las empresas se vincularan con centros de investigación, por ejemplo. Adicionalmente, el programa benefició en 80 por ciento a pequeñas y medianas empresas.

“En días recientes se ha hablado sobre un supuesto gasto importante e incluso de desvíos hacia grandes transnacionales lo cual debe ser revisado, pero mientras no exista evidencia debemos tomarlo como suposición”.

TRANSNACIONALES.

Al respecto, en su participación, John Ackerman dijo que ha habido un problema en la forma en que se han gestionando esos recursos y la pérdida de la rectoría de Estado.

Hay una lista larga de contribuciones del Conacyt al sector privado. Algunos datos al respecto, aunque el consejo sigue escarbando, son que Volkswagen ha recibido 168 millones de pesos, Bayer 21 millones, Ford 11 millones, General Motors 9 millones, Nissan 20 millones, Kimberly Clark 39 millones, esto sólo en los últimos años”, dijo, sin especificar la fuente de la información.

“Éstas son las primeras investigaciones que se han hecho, ¿se justifica esta transferencia?”. El profesor del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM añadió que estos deberían ser incentivos para que las empresas inviertan, no obstante, parecen más contribuciones y “donativos” para actividades que no son propiamente innovaciones apropiadas para el país. “El desarrollo de nuevos colores de pintura de una automotriz ¿es estratégico? Adicionalmente, parece que son más empresas quienes se quedan con las patentes obtenidas. No es una posición a ultranza en contra de las expresas, pero sí hay que ser críticos”.

Por su parte, Franco enfatizó que estos programas deben ser evaluados por expertos y grupos independientes, antes de decidir si se quitan o reforman. “De lo contrario, estamos tomando decisiones no convenientes en un sistema de ciencia, tecnología e innovación donde se debe aplicar el conocimiento como guía en la toma de decisiones. Se necesita un análisis riguroso de los programas, pero no cancelarlos de forma unilateral”.

El investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM recordó además que la balanza comercial de México es negativa, es decir, importamos más bienes y servicios de base tecnológica que lo que exportamos. “Eso habla de una dependencia tecnológica muy fuerte del extranjero”.

Dijo que cada sexenio, desde Fox, se han multiplicado las becas de posgrado para jóvenes, no obstante, las plazas no se han incrementado proporcionalmente. “Entonces hay un déficit de mercado  que provoca además una fuga de intelecto. Son elementos a considerar, además del financiamiento federal debemos encontrar caminos para que la participación del sector productivo aumente”.

Daniel Villavicencio, experto en sociología industrial de la UAM, dijo por su parte que los actores del sistema de ciencia, tecnología e innovación (CTI) son muy heterogéneos y tienen capacidades diferenciales, “por lo tanto, si hay una meta fundamental como aumentar el uso del conocimiento para el bienestar del país social y económicamente, los objetivos de las políticas deben ser diversos dada la heterogeneidad de actores”.

Enfatizó que debe haber una combinación organizada y jerarquizada de instrumentos de la política CTI. “Entonces se requiere de instrumentos de apoyo financiero que son de acompañamiento: la meta no es tener dinero, sino usarlo para los objetivos de la política”.

Añadió que en Conacyt ha faltado organización en la articulación y jerarquización de los diferentes instrumentos con los indicadores específicos, que midan su desempeño e impacto para rediseñarlos y evolucionen.

Con información de: La Crónica de Hoy.