El subgobernador del Banco de México (Banxico), Jonathan Heath, dijo que el país está lejos de perder su grado de inversión, pero es un buen momento para que el gobierno comience a hacer lo necesario para que la economía crezca.
En una mesa de análisis en el programa “Despierta con Loret”, destacó que las calificadoras están midiendo la capacidad de crecimiento de México en el mediano y el corto plazos, por lo que analizarán los próximos movimientos que realice el gobierno Federal.
Señaló que en la medida que el país puede crecer, puede pagar; pero si cae en una recesión o no crece tanto, su capacidad de pagar se empieza a mermar, “entonces se está midiendo la capacidad de no crecer tanto como se había pensado”.
Esta calificación, explicó el subgobernador del banco central, es como una “tarjeta amarilla”, donde van a estar observando cómo se mueven las fichas, pero si el jugador se porta bien, no pasará nada.
“No veo la perspectiva que pueda perder la calificación de grado de inversión porque serían tres revisiones a la baja en el caso de Standard & Poor’s y de Fitch, y cuatro en el caso de Moody’s, entonces estamos muy lejos de perder ese grado de inversión”.
Las calificadoras van a estar examinando a Pemex y al gobierno, y también su vinculación, es decir, “qué tanto el gobierno Federal va a respaldar en un momento dado a Pemex, no va a dejar a Pemex morir solo, entonces ese grado es algo que van a estar viendo y van a ponerle mucha atención”.
En ese sentido, Heath comentó que aún hace falta ver más medidas, ya que Pemex tiene un problema estructural y las medidas que se están viendo son más coyunturales, por lo que serían necesarias medidas estructurales.
Por otra parte, comentó que los indicadores como la confianza del consumidor han sido excelentes, y muestran que López Obrador “sí es el presidente que viene a sacudir y a cambiar”, y la población está feliz con estos cambios.
Mientras que por parte de los empresarios la reacción es mixta, por lo que todavía hay tiempo para sentar las bases para crecer. “Estamos en un momento en el que, ante esta tarjeta amarilla, se debe hacer algo para justamente hacer que este país empiece a crecer”.
Al responder a la pregunta si están tranquilos en Banxico, dijo que es difícil, “estamos frente a una desaceleración económica, los datos de diciembre lo comprueban, en enero es un hecho que el IGAE es negativo, entonces el primer trimestre vamos a crecer muy cerca de 0, es preocupante”.
Sin embargo, añadió que este crecimiento es coyuntural y no necesariamente estructural, lo que es una diferencia importante, ya que todavía hay lugar para que, en la segunda mitad del año, el gobierno empiece a ejercer el gasto como debe de ser, y la economía podría empezar a levantarse.
Entonces “hay que distinguir muy bien entre lo que son indicadores de corto plazo, una coyuntura muy difícil y típica de comienzos de sexenio, y lo que sería ya las cosas estructurales, que todavía están a tiempo de arreglarlas”.
Respecto al tema del gasto público, añadió que este gobierno ha sido claro y no va a gastar lo que no tiene, por lo que se buscaría como se adecuarían los programas, pero este gobierno ha manifestado que no quiere gastar con deuda.
Otro riesgo, añadió, sería la caída de la plataforma petrolera, como le sucedió al sexenio pasado, en donde si se mide el PIB sin petróleo, el crecimiento hubiera rebasado 3.0 por ciento, pero el hecho de que cayó en de forma consecutiva los seis años le quitó medio punto porcentual como mínimo al crecimiento promedio anual.
Por lo que, puntualizó, se debe incrementar la producción, que tiene un mayor valor agregado y se puede sacar relativamente fácil y vender bien, frente a una refinería donde no queda tan claro qué tasa de ganancia o rendimiento se va a tener.