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El turismo, ni mentarlo


El turismo marcha tan bien en Andalucía que prácticamente pasa inadvertido en campaña electoral. Su principal escollo es la estacionalidad, algo a lo que no ayuda que el 38,3% (61.083) de las plazas hoteleras de la franja costera no esté disponible en temporada baja. La cifra es algo más baja que la del año pasado, pero insostenible para mantener la principal industria andaluza. El sector atraviesa un momento dulce gracias al buen comportamiento de los visitantes extranjeros y, sobre todo, a la recuperación del mercado nacional.

El año pasado fue el mejor desde que existen registros. Las pernoctaciones, el indicador con el que se toma el pulso al negocio, alcanzaron los 57 millones en los alojamientos reglados (hoteles, apartamentos, casas rurales y cámpines), un 5,7% más que en 2013. Los viajeros alojados superaron los 18 millones y el tirón se repartió entre visitantes extranjeros (británicos y alemanes son mayoritarios) y españoles. Es en el mercado nacional donde Andalucía despunta: crece más que sus destinos competidores y abarca una cuota de mercado del 21,9% en pernoctaciones, muy aventajado del segundo clasificado, la Comunidad Valenciana (13,9%).

Lo que más preocupa es la dependencia excesiva de la temporada alta. “No hay una varita mágica, pero Andalucía tiene producto y potencia”, destaca Gonzalo Fuentes, secretario de la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo de CCOO Andalucía. Pone un ejemplo muy recurrente entre quienes se dedican a esto: se puede estar tomando el sol en una playa andaluza y hora y media más tarde, esquiando en Sierra Nevada. O haciendo uso del amplio abanico de tratamientos de salud y belleza o disfrutando, sin más, del inmenso patrimonio cultural de la comunidad. La oferta es enorme y diversa.

Miguel Sánchez, empresario hotelero y representante de la patronal en la Mesa del Turismo de Andalucía, coincide en el diagnóstico e invita a redoblar esfuerzos de promoción en los mercados de Estados Unidos y Canadá para captar más turistas. Igual que Fuentes, es defensor del plan de choque contra la estacionalidad diseñado por la Consejería de Turismo, consensuado con los agentes sociales y pendiente de ejecutar. “Se habla, pero debemos meternos en harina”, ilustra Sánchez.

Uno de los apartados que plantea el documento es incentivar fiscalmente a los empresarios hoteleros queabran todo el año. La Diputación de Málaga ya ha destinado 950.000 euros a reducir un 50% el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) de los establecimientos que mantengan su oferta todo el año. “También los Ayuntamientos tienen que ayudar con el IBI”, reivindica Sánchez, y explica que zonas como Baleares rebajan las cotizaciones a la Seguridad Social de los trabajadores del sector durante los meses de menos actividad. “Hay que abaratar los costes de explotación”, añade.

Fueron los turistas extranjeros prestados de las zonas en conflicto de la ribera sur del Mediterráneo los que ayudaron a mantener el sector en plena crisis, hasta que en mayo de 2013 la situación viró y comenzó el repunte de visitantes españoles, que ya no ha parado. Rafael de la Fuente, testigo directo del desarrollo de la Costa del Sol desde su origen y miembro de la Convención Europea del Paisaje del Consejo de Europa, resalta la buena relación calidad-precio de los servicios y cita el patrimonio medioambiental como uno de los principales activos del turismo andaluz.

En opinión de este experto, en los últimos años se ha producido un giro. Existe “más sensibilidad” por parte de las administraciones y más concienciación ciudadana por el cuidado del paisaje. “Se comenten menos errores”, afirma De la Fuente, convencido de que un turista huye de cualquier lugar “lleno de cemento”.

La tendencia al alza ha continuado en enero, aunque no todas las provincias se beneficiaron de la misma forma. Córdoba, por ejemplo, sufrió una leve caída de visitantes respecto a 2014, más notable en el caso de Huelva, y Granada, Málaga y Sevilla registraron aumentos muy elevados. Las expectativas para 2015 son enormes en Andalucía. “Hacía muchos años que no pasaba esto”, cuenta Jorge González, director del hotel AC Málaga Palacio, que ya alcanza el 80% de reservas para Semana Santa. Tiene también operaciones cerradas para julio y agosto. “Lo que me preocupa es si vamos a saber mantener esto (…) Hay que escuchar a los turistas y a los profesionales del turismo; hay que bucear, ser pioneros”, añade.

El turismo se ha convertido en “el flotador” de muchos municipios, concluye González. Un claro ejemplo es Júzcar, el pequeño municipio (254 habitantes censados) de la Serranía de Ronda malagueña que en los últimos tres años y medio ha recibido 252.000 visitas tras convertirse en pueblo pitufo por el lanzamiento a nivel internacional de la película en 3D. Solo una de sus 171 casas no está pintada de azul y mantiene blanca su fachada por deseo de su propietario. El Ayuntamiento, la iglesia y el cementerio también lucen en azul. Según su alcalde, David Fernández, en este periodo se han creado 10 negocios vinculados al turismo y se tiende al “pleno” empleo. En Júzcar solo hay 12 personas en paro.