Al visitar Michoacán, los turistas podrán encontrar un gran abanico de posibilidades para la diversión y esparcimiento, con cuatro municipios que tienen atractivos naturales y coloniales, de los que podrás quedar enamorado.
Para la convivencia familiar te podemos recomendar la “Ruta de la Salud”, misma que corresponde a más de 400 manantiales de agua termal, enclavados en distintos parques acuáticos, como Reino de Atzimba, Cointzio, Huandacareo, El Ejido, por mencionar algunos, donde encontrarás descanso y entretenimiento sin igual en las comunidades de Huandacareo, Araró, Zinapécuaro, Cointzio, Puruándiro, Indaparapeo, Queréndaro y Tenencia Morelos.
Mientras que en Pátzcuaro, te toparás con distintos pueblitos con fuertes raíces prehispánicas y artesanales como Tzintzuntzan, Santa Clara del Cobre, Cuanajo, Tupátaro, Erongarícuaro y Quiroga. La región Pátzcuaro cuenta con dos zonas arqueológicas, Ihuatzio y Tzintzuntzan, los lagos, bosques y montañas, que le brindan la posibilidad de practicar diversas actividades de turismo de aventura para tus próximas vacaciones.
Si visitas Michoacán, no puedes perderte Zitácuaro, región boscosa que cuenta con gran vegetación, con medio millón de Hectáreas de coníferas, en especial pino, encino y oyamel. El máximo espectáculo de esta región es el Santuario de la Mariposa Monarca, misma que emigra en octubre desde Canadá y norte de Estados Unidos, brindándote un espectáculo inolvidable.
Además de la zona natural, Zitácuaro te ofrece el atractivo minero y arqueológico, donde destacan las artesanías en lana como gabanes, colchas, rebozos y demás productos textiles, así como alfarería y productos de madera.
Mientras que si lo tuyo son los deportes extremos, el litoral michoacano te ofrece distintas playas como Maruata, Faro de Bucerías, el Estero de Pichi, la laguna de Mezcala, La Ticla y Nexpa ideales para el surf, todas ellas pertenecientes al municipio de Aquila.
Otros de los grandes atractivos de éste estado es la Meseta Purépecha, misma que se compone de pueblitos que conservan ancestrales tradiciones como el lenguaje indígena; las artesanías de gran calidad y hermoso diseño, como las piezas de alfarería de Patamban; las famosas piñas verdes de San José; los primorosos bordados en punto de cruz (huanengos) de Tarecuato y Zacán; los rebosos tradicionales y multicolores de La Piedad; la cestería de Santiago Tangamandapio; los diablos, figuras de barro colorido de Ocumicho; huaraches y sombreros propios de Azuayo y delicados azahares para novia de Chilchota y la artesanía de cristal cortado de Yurécuaro, entre muchas más.