En este hotel de la ciudad china de Shenzhen, el personal no sonríe, aunque se puede considerar como un gesto amable que sus ojos se enciendan en forma de corazón.Se trata del Pengheng Space Capsules hotel, que ha captado los reflectores porque es atendido por cinco robots, y uno que otro humano que está ahí para operarlos y contestar el teléfono.
Haciendo gala de una decoración futurista y limpia, el lugar entero recuerda una nave interestelar, como Hollywood nos ha enseñado que lucen, y las cápsulas no son aquellos espacios casi tan estrechos como un ataúd, sino que miden 1.20 de alto, cuentan con aire acondicionado, pantalla de plasma y hasta un pequeño escritorio.Los robots se ocupan principalmente de atender a los huéspedes en la cafetería, de ayudar a transportar el equipaje y guardarlo. También se ponen a disposición del huésped tabletas electrónicas: sólo hace falta levantar el teléfono y uno de los serviciales robotillos arribará en breve con ella en mano sin hacer mala cara, aunque sean las tres de la mañana.
Hay 120 cápsulas individuales y 12 matrimoniales, además de los espacios comunes, que se componen de cuarto de lavado, área de computadoras, lounge y cafetería.
El serio portero robótico no se cansa de recibir a los entusiasmados grupos de huéspedes (locales y turistas) que reservan sin parar desde su apertura, el pasado 20 de septiembre, para experimentar esta propuesta de hospedaje que cuesta apenas el equivalente a 187 pesos (unos 88 yuanes) por noche.
El concepto ha tenido tanto éxito, que ya se planea abrir uno nuevo en la misma ciudad en el transcurso de 2014.